Nota de la redacción de “Atlántica XXII”, de la que formo parte

El acoso judicial al que somete UGT a esta revista desde hace tres años es asfixiante. Desde entonces, por diversos números y artículos de la revista, han presentado cinco denuncias diferentes a la empresa editora, Letras Atlánticas, al director, Xuan Cándano, y a los periodistas Fernando Romero y Luis Feás, aunque tres de ellas no se han ratificado en el juzgado tras los actos de conciliación. Y por un artículo sobre uno de los juicios también fueron denunciados Gregorio Morán y “La Vanguardia”, y José Ramón Patterson por un texto de solidaridad con Cándano en una red social. En todos los casos la justicia desestimó las denuncias, con la reciente excepción de la Audiencia Provincial, que estimó parcialmente un recurso del exsecretario general de MCA-UGT, Eduardo Donaire, y su mujer, Carmen Fernández.

En realidad, UGT actúa de punta de lanza de una operación de acoso y derribo de la que también forman parte el PSOE y el gobierno socialista asturiano. El ejecutivo de Javier Fernández veta la publicidad institucional a la revista, presiona a los anunciantes para que retiren sus inserciones, con éxito en algunos casos, e impide a todos sus altos cargos hablar o hacer declaraciones a “Atlántica XXII”. La libertad de expresión le debe de parecer un peligro y no admite las informaciones críticas ni los reportajes de investigación de un medio que considera que “genera opinión”.
Pese al reconocimiento a la difícil labor de los jueces y al respeto que nos merecen todas las decisiones judiciales, en “Atlántica XXII” discrepamos absolutamente de la sentencia de la Sección 5 de la Audiencia, porque la consideramos injusta y condicionada por el poder político y sindical de UGT, un sindicato que se enfrenta a numerosas investigaciones e instrucciones en los juzgados por corrupción. Y reiteramos que las informaciones que provocaron las denuncias son veraces y se publicaron tras actuar los periodistas que las elaboraron con total diligencia, algo que corroboró en su sentencia la jueza María Fidalgo, del Juzgado de Primera Instancia 2 de Oviedo. Que la Audiencia la haya corregido en dos de los muchos asuntos denunciados, sin argumentos sólidos que justifiquen esa contradicción entre dos sentencias judiciales, parece un intento de compensar al sindicato por todos los reveses anteriores.
La condena a abonar 6.000 euros es además desproporcionada y supone un serio problema para Letras Atlánticas, que lleva asumiendo cuantiosos gastos por una batería de denuncias que sin duda pretenden ahogar económicamente un proyecto de comunicación independiente que nació con las aportaciones altruistas de un grupo de ciudadanos. Y el recurso puesto al Tribunal Supremo aumenta los gastos y la incertidumbre.
Un sindicato, ejerciendo de ariete de todo un aparato institucional que gobierna en Asturias desde hace tres décadas, quiere cerrar “Atlántica XXII”. Es una lucha desigual entre un solitario contrapoder  y un gran poder, político, económico y sindical. Resulta curioso que en los casi ocho años de la revista sólo haya habido estas denuncias de la UGT, cuando la línea informativa y editorial de “Atlántica XXII” ha sido crítica con prácticamente todas las instituciones, los gobiernos, todos los partidos políticos, el otro sindicato mayoritario, los bancos y otros muchos organismos o colectivos. Desde estas páginas nunca se han tenido estrategias premeditadas y se ha ejercido el periodismo desde una absoluta profesionalidad, pero es normal por ello que el ejercicio del poder haya tenido un especial seguimiento.
Letras Atlánticas, la empresa editora de “Atlántica XXII”, se verá obligada a recaudar fondos para recurrir al Tribunal Supremo. Aunque la situación económica se mantiene estable, no será suficiente para afrontar los 6.000 euros más intereses de demora del fallo de la Audiencia Provincial de Oviedo.
La empresa editora de la revista tiene ahora unos 20.000 euros, menos de la mitad de los 46.000 euros de su capital inicial, lo que en ningún caso es suficiente para encarar el recurso. La estabilización en la cuenta de resultados es fruto exclusivamente del apoyo de los lectores de “Atlántica XXII”, que ahora disponen de una cuota de suscripción voluntaria de 50 euros, abierta indefinidamente. También siguen a la venta las camisetas diseñadas por el artista Adolfo Manzano, que suponen una alegoría a la libertad de expresión y a la prensa crítica.
Para hacer frente a los gastos que supone la decisión de la Audiencia y a la espera de la del Supremo, “Atlántica XXII” iniciará este mismo mes de septiembre una campaña de apoyo para recaudar el dinero suficiente para el recurso. Será similar a la realizada en enero de 2015, con aportaciones económicas de los lectores y seguidores a través de la página web (www.atlanticaxxii.com) y la página de Facebook o con ingresos directos en las dos cuentas bancarias que Letras Asturianas tiene en Caja Rural de Asturias (30590001102477393223) y Liberbank (20480122183404000289).
Además de la mejor forma de llevarla a cabo, se buscará la manera de agradecer las aportaciones recibidas, bien sea publicando en la edición en papel, ya en noviembre, los nombres de las personas que hayan contribuido a la campaña, o bien mediante distintos obsequios como recopilaciones de artículos y entrevistas, que se irán anunciando oportunamente.
También se estudia organizar otras actividades lúdicas que ya tienen exitosos precedentes. Por último, se está trabajando en la posibilidad de montar a finales de año una exposición-subasta con obra de muchos de los artistas que vienen colaborando en la sección “Cultures” de “Atlántica XXII”, ilustrando la portada.
Todo ello se irá detallando a través de nuestra página web.
Ata equí la nota de la redaición. Lo que ta pasando con “Atlántica XXII” ye lo propio d’un totalitarismu de llibru, d’un réxime de partíu únicu y de sindicalismu vertical que lleva dominando esti país cuásique cuarenta años. Nun quixera repetir eso tan masuñao de “vinieran por… pero yo nun yera…y…”, pero cuasi me lo pidi’l cuerpu. El totalitarismu nun se define poles camises, les banderes y los cánticos. Eso ye la parafernalia, los banderines d’enganche de los débiles y probes que se ven, asina, fuertes y ricos. El totalitarismu defínese pola so represión a cualisquier manifestación de sociedá abierta, represión que ye unes vegaes silente ya otres vegaes violenta y bien visible. N’Asturies el PSOE y la UGT yá prauticaron dende hai trenta años les dos modalidaes.

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