“El capitalismo, como nació, morirá un día”



Luis Martín: Buenas noches, profesor Rivas.
David M. Rivas: Buenas noches, amigo Luis.
L.M.: Llevamos un tiempo sin hablar.
D.M.R.: Sí, tres meses, eso creo.
L.M.: Parece que se inicia una recuperación de la economía española.
D.M.R.: Estadísticamente es cierto pero estamos como en el 2011, más o menos. La verdadera recuperación es la de la gente de las rentas más altas, rentas que crecieron en 2015 en un 7,3 por ciento. Hay un dato muy llamativo: desde 2008 los ricos de verdad, eso que llaman “Club del Oro”, formado por los que tienen más de un millón de euros en activos de inversión, se han incrementado en un 40 por ciento. Mientras tanto recortaron en sanidad y educación, además de dar un regalito como la amnistía fiscal, que tampoco sirvió para mucho a efectos de ingreso público.

L.M.: O sea, que las cosas no han cambiado.
D.M.R.: Cambiar, lo que es cambiar, sí. Se ha creado empleo pero es de mala calidad. El riesgo de pobreza o pobreza asentada sigue afectando a casi dos millones de hogares. El mejor indicador de la calidad democrática y solidaria de un estado es su fiscalidad y la fiscalidad del PP ha convertido a España en el segundo país con mayor desigualdad de la Unión Europea. Fíjese en que el estado pierde cada año 60.000 millones de euros en recaudación, un 6 por ciento del PIB. Pues el 72 por ciento de ese monto le corresponde a la gente de renta más alta. Los veinte españoles más ricos tienen tanto como el 30 por ciento más pobre. Eso es escandaloso. Y las sicav pagan un ridículo 1 por ciento, mientras que la clase media, la que va quedando, paga 46 veces más que los ricos. Otro dato: la inversión de origen español en la Unión Europea cayó un 15 por ciento mientras que en paraísos fiscales aumentó un 2000. Y otro: de las 35 empresas del Ibex no pagan impuestos 17.
L.M.: Dicen que subir los impuestos espanta a los ricos, que se marcharían a otros países de la UE o paraísos fiscales.
D.M.R.: Lo de “votar con los pies” nunca pudo ser demostrado. Pero, puestos a ser estrictos en el análisis, mejor que se marchen. Voy a hacer un chiste, aunque no lo es. Esta élite económica es una herencia franquista, los “ricos por la patria”, que crecieron con incautaciones, robos, concesiones, suministros, recalificaciones de sus amiguetes del gobierno desde 1939. En los primeros setenta Ramón Tamames publicó un libro luminoso, “Los oligopolios en España”. Pues sigue vigente. Los apellidos son los mismos. Si mi abuelo leyera en la prensa que están enjuiciados un Rato, un Benjumea, un Fabra, un Pujol, estaría leyendo su periódico de los años veinte del siglo pasado. Si los grandes empresarios españoles dependieran de su conocimiento, de su ingenio y de su laboriosidad estarían en el arroyo tapados con cartones. Es una casta parasitaria que impide el ascenso social. Estos herederos del fascismo más cutre impiden hacer a jóvenes emprendedores y arriesgados. El único movimiento en la élite es la entrada de los políticos de las “puertas giratorias”, ejemplarizable en Felipe González.  
L.M.: Desde hace tres años que venimos hablando cada dos o tres meses usted mantuvo siempre que esta crisis era en forma de “W”. ¿Lo sigue pensando?
D.M.R.: Sí, lo sigo pensando. Pero es que el Fondo Monetario y la reunión de Davos dicen lo mismo, por más que le pongan sordina. Las autoridades financieras internacionales no son capaces de manejar, incluso de interpretar, las variables macroeconómicas.
L.M. Parece ser que el problema es China. ¿Ha dejado China de crecer?
D.M.R.: No, no ha dejado de crecer. Lo que sucede es que sus tasas de crecimiento han descendido, que es asunto muy diferente. La tasa real de crecimiento de China es del 4 por ciento según el FMI, aunque el gobierno chino dice que es del 6,9. Yo creo que rondará el 5.
L.M.: Usted siempre manifiesta gran desconfianza en los datos que hace públicos el gobierno de Pekín.
D.M.R.: Es que el gobierno chino miente casi siempre. ¿Cómo es posible que las ventas al por menor crezcan un 11 por ciento cuando, a un tiempo, dicen que los zapatos, la ropa y la comida crecen entre un 1 y un 3 por ciento? Es que ha sido encarcelado el director de cuentas hace un mes. El secretario del Partido Comunista de Liaoning decía en el 2007 que eso del PIB no reflejaba nada, que era un truco capitalista. “Prefiero indicadores de crédito, producción de electricidad, volumen de mercancías transportadas por tren…” Decía eso. Criterios de los años treinta del siglo XX. Lenin, Stalin, incluso Mao podrían decir esas cosas, pero estamos hablando del 2007. Bueno, pues hoy, 2016, ese hombre, Li Kequiang, es el primer ministro de China. ¿Será China la primer potencia mundial? Tal vez pero no mañana. Creo que Estados Unidos aún  dominará el mundo otro medio siglo. Este año que entra en el calendario chino es el del mono rojo, sorprendente y no siempre agradable. El mono rojo, dicen, nos obliga a prepararnos para lo imprevisto y para aceptar cambios bruscos. También es un año de optimismo. ¡Vaya usted a saber!
L.M.: En otras ocasiones usted se burlaba de los que se dicen expertos sobre China. Decía que aún no hay economistas que verdaderamente sepan de China. Y resulta que da usted muchos datos que le hacen aparecer como gran conocedor de China.
D.M.R.: No nos confundamos. Sigo pensando lo mismo. China es una civilización, un mundo. Yo no sé nada de China. De lo que sí voy sabiendo cada día más es del peso de China en la economía mundial, de su estructura productiva, de su comercio internacional y de sus políticas monetaria y financiera. También sigo los movimientos políticos del Partido Comunista. Y vuelvo a un argumento que siempre empleo: nadie puede conocer de verdad un país si no conoce su lengua. Y repito también lo de siempre: la mayoría de esos que se dicen expertos en China ni siquiera leen el chino.
L.M.: Y, mientras tanto, en España…
D.M.R.: Lo de España es algo inconcebible. En el 2008 el gobierno negó la crisis, rehuyó hacer frente a la recesión que se adivinaba. Después el gobierno practicó una política procíclica que alimentaba aún más a la recesión. Y ahora andan todos ensimismados en sus pijadas, sin darse cuenta de que estamos entrando en la segunda caída de la “W”. Hay cosas de las que nadie habla. Por ejemplo, la constitución de 1978 eleva a principio la lucha contra la inflación. Pero, ¿qué pasa cuando, como ahora, la tensión es deflacionista? Los políticos españoles siempre son tan cortoplacistas que nos llevan a la ruina constantemente.
L.M.: Si el petróleo sube las cosas se ponen mal, si baja se ponen casi peor.
D.M.R.: Es que el capitalismo funciona así. Si los precios de los automóviles suben usted no comprará alegremente un coche, pero si bajan tampoco lo comprará porque supone que dentro de seis meses va a ser más barato. Keynes se está riendo en su tumba. Pero, mire, podemos estar ante una buena ocasión. Con el petróleo a bajo precio, que se va a mantener todavía un tiempo, es un buen momento para descarbonizar la economía. Es verdad que también es buena ocasión para asegurar unos stocks importantes a precios bajos, pero yo optaría por descarbonizar. Es una buena ocasión para cumplir e incluso adelantar los compromisos de París.
L.M.: Pero, de verdad, ¿un gobierno puede hacer verdaderamente algo?
D.M.R.: Sí. No puede hacerlo todo, claro, pero sí puede hacer muchas cosas. A mí me gusta recordar a Weber cuando decía que un político debe amar apasionadamente su causa y, a un tiempo, tener una ética de responsabilidad. Creo que buscar ese equilibrio es lo fundamental. Yo nunca fui muy extremista pero tuve mis veleidades, pero aprendí. Me llama la atención lo que hicieron los portugueses en estos últimos meses. Yo adoro Portugal. Es ese país que está ahí al lado, al que los españoles miran con simpatía pero con un aire de superioridad repugnante e intolerable. El portugués es un pueblo digno, con esa dignidad que da la pobreza unida a la grandeza, un pueblo de campesinos y de navegantes. Yo, como casi todos los asturianos, me identifico mucho con los portugueses. No hay año que no pase unos días en Portugal. Pero a lo que iba. Votaron por un gobierno de izquierdas y por un presidente de derechas. Y en nada más que tres meses. Si el PSOE y Podemos creen que Madrid es Lisboa deberían repasar la historia. Hasta Salazar y Franco eran de genética diferente.
L.M.: La corrupción del PP en Valencia. La corrupción, ¿pesa mucho en las cuestiones económicas?
D.M.R.: Por supuesto. Hoy España no es un país fiable para los inversores. En un estado que de verdad fuera de derecho el PP estaría al borde de la ilegalización. Es que la Guardia Civil, que no me parece la Guardia Roja de Trotsky, lo califica de “organización criminal”, al menos en Valencia.
L.M.: También Podemos introduce grandes incertidumbres. Venezuela, Irán…
D.M.R.: Sí, es cierto, pero no me parece tan grave la cosa. No tengo simpatía por los dirigentes complutenses –lamentable facultad la suya- pero las críticas que sufren son injustificadas. Parece ser que alguno cobró de estados poco recomendables. Será verdad pero, en principio, cobraron por su trabajo. Yo cobré del gobierno gallego de Fernández Albor, del PP, y del extremeño de Rodríguez Ibarra, del PSOE, y del ayuntamiento de Oviedo de Gabino de Lorenzo, también del PP. ¿Y qué? Me encargaron un estudio y lo hice. Y vamos a dejarnos de idioteces. ¿No es Irán el gran aliado comercial ahora?, ¿no lo recibe hasta el papa tapando estatuas clásicas para que no se vean los cojones renacentistas? Pues si Iglesias es tan jomeinista… ¡que gobierne!, que mucho dinero nos traerá. El PP y el PSOE con su asunto iraní están aislando a España de los nuevos aires que vienen de Persia. Ni un contrato han firmado, mientras que Italia y Francia se están hinchando. Por cierto, Aznar y González, ¿en qué y con quién trabajan?, ¿de dónde cobran? Dólares con sangre, que diría don Clint. Pero, en fín, como decían las brujas de Macbeth “volemos a través de la niebla y del aire corrompido”. Y, por seguir citando, “llegarán otros días, llegarán otras voces”, que decía  Pavese. ¿Serán esas voces las de Podemos? Esperemos que sí pero yo no lo creo.
L.M.: ¿No confía en Podemos?
D.M.R.: No. Ahí sí que coincido con Felipe González. Son leninistas. También peronistas, con ese trasfondo fascista que tiene el peronismo. El problema es que la mayoría de ellos no lo saben. A mí me parece que los militantes de Podemos no tienen ni la más pajolera idea de la estrategia de sus dirigentes. Y me da mucha pena porque tengo muchos amigos en Podemos. Creo que no leyeron nada de la historia de los movimientos sociales desde la Comuna de París hasta aquí. Es un problema de ignorancia. Siempre los errores de los movimientos revolucionarios han sido fruto de la ignorancia.
L.M.: ¿Cómo ve las posibles coaliciones?
D.M.R.: Yo aposté, antes incluso de las elecciones, por un pacto entre el PSOE y Ciudadanos. Ahora, la verdad, es que no lo sé. Me parece que Podemos apuesta por unas elecciones porque sale ganando. Decía Comte que el interés nunca forja uniones y Pablo Iglesias y Errejón lo saben bien. No son los podemitas grandes intelectuales pero sí muy buenos en la táctica. Lo están demostrando. Pero aún no sabemos si se decantan por Aristóteles, que encontraba la virtud en el término medio, o por Hegel, con un hipotético partido de síntesis. Los veo más hegelianos. Y a mí Hegel me da pánico, con su absolutismo categórico. 
L.M.: Usted fue redactor del periódico de la CNT, miembro de la izquierda nacionalista asturiana… ¿Es ahora reformista o acomodaticio?
D.M.R.: Esta pregunta es muy cabrona pero no me voy a escaquear. Nunca renegué de mis orígenes ideológicos. Se lo voy a decir en corto, como se dice en mi país: soy lo que siempre fuí. Sigo siendo el mismo que escribía en un periódico anarcosindicalista y el mismo que encabezó listas electorales nacionalistas asturianas. Pero he ido evolucionando. No tengo veinte años, ni treinta, ni cuarenta incluso. ¿Reformista?, tal vez sí, pero acomodaticio nunca. Siempre, incluso en mi etapa más brutal de mis veinte años, fui más de la evolución que de la revolución. Entre los anarquistas de aquellos años yo siempre fui más de Kropotkin y de Reclus que de Bakunin y Malatesta. O más de Quintanilla que de Urales, más de Mella que de Montseny, por hablar de lo de casa. Y sobre Asturias lo mismo. Tal vez soy un nacionalista muy flojo pero sé que Asturias es una nación, una de las más importantes de Europa, sólo comparable a Francia y a Inglaterra. Y mire: mis hijas, una en Madrid y otra en Barcelona, piensan lo mismo. Eso sí es una revolución: trasladar a tus hijos la idea de que Asturias es una nación, de que son herederos de una raza antigua. Y también comparten conmigo la idea de que el capitalismo es un simple modo de producción que, como nació, morirá un día. 
L.M.: ¡Vaya mitin, don David! Buenas noches.
D.M.R.: No quise pasarme de rosca, amigo Luis, pero es que no había otra. Buenas noches.

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