Rosario de Acuña vuelve al Ateneo de Madrid


El 5 de mayo de 1923, hace ahora 88 años, moría en Gijón, sobre los acantilados del este de la bahía, frente a la mar de Asturias, Rosario de Acuña. Había nacido en Pinto (Madrid) en 1851, en el seno de una familia acomodada. Recorrió media España dejando profunda huella de sus obras dramáticas y de su poesía, así como de sus escritos políticos, impregnados de librepensamiento y de republicanismo.

De Rosario de Acuña dice Pérez Galdós lo siguiente: “ella ha abordado todos los géneros de la literatura, la tragedia, el drama histórico, la poesía lírica, el cuento, la novela corta, el episodio, la biografía, el pequeño poema, el artículo filosófico, político y social, y la propaganda revolucionaria”.

Fue también una protofeminista, defensora de la igualdad de la mujer y de su consideración como persona con la misma capacidad que el hombre. De elevadísima cultura, participó en debates y tertulias, siendo, lógicamente, dada la época, una de las pocas mujeres que lo hacía. En 1883 sale por la puerta grande del Ateneo de Madrid, tras haber subido a la tribuna de la “Docta Casa”, tribuna hasta entonces vetada a las mujeres. Su discurso, poderoso y convincente, levanta los aplausos de los ateneístas y las críticas más favorables en la prensa liberal y republicana. Por otra parte, su radical librepensamiento y su defensa de la laicidad la hacen acreedora de una enorme atención por parte de los masones.

Un año después, en 1884, organiza una velada poética en el mismo Ateneo que acaba en gran polémica y con una sonada trifulca protagonizada por los socios más conservadores y católicos. La selección de autores, franceses en su mayor parte, irritó profundamente al sector reaccionario de la casa. Tamayo Bauss, en una encendida carta que refleja muy bien el choque emocional que provocaba su actividad en el Ateneo, escribe lo siguiente: “dichosa usted, señora, que puede brillar entre los hombres por su talento, y entre las mujeres buenas por su bondad. Natural es, por consiguiente, que merecer el afecto de usted, alegre y envanezca a su respetuoso y apasionado amigo y servidor”.

En 1886, para mayor incremento de su halo inconformista y rebelde, ingresa en la francmasonería, una sociedad de tradición exclusivamente masculina, convirtiéndose en la primer mujer que viste el mandil de la orden de la escuadra y el compás. Lo hace en la logia Constante Alona, de la masonería levantina, quizás la más liberal de cuantas existían entonces en España.

En 1909 se instala en Gijón, atraída por la gran actividad de su burguesía liberal y, sobre todo, por el nivel cultural y activista de su proletariado. En aquellos años Gijón era uno de los centros más importantes del federalismo, del republicanismo y del anarquismo. De otro lado, la proliferación de logias masónicas era notable. Rosario de Acuña toma contacto con la villa a través de una institución de la que ya nunca se iba a separar: el Ateneo-Casino Obrero. La casa que levanta en El Cervigón y que comienza a habitar en 1911, solitaria, blanca y bien visible desde la ciudad, es un icono para quienes nacimos a la orilla de esa mar. Yo, que nací frente a ella, cuando, siendo niño, me asomaba al balcón por la mañana, veía en una esquina de la playa la iglesia de San Pedro y en la otra la casa de Rosario d’Acuña (permítaseme apostrofar, como se hace en la lengua asturiana). Y miraba hacia ambas con una misma sensación de religiosidad, porque, en casa, “doña Rosario” pertenecía a esa especie de santoral laico que aún conservamos los herederos de federales y anarquistas.

A poco de instalarse en esa punta del cabo San Llorienzu (que hoy lleva su nombre porque la gente lo transformó en un “rosarioacuña” y pasó a ser topónimo), tiene que exiliarse para no ser encarcelada. Había publicado un artículo contra lo que llamaba “la jarca universitaria” en “L’Internationale” de París. Cuando fue traducido al español por “El Progreso” de Barcelona se produjeron violentos altercados en la universidad. Volvería pronto, en 1913, gracias a la buena disposición del gobierno liberal de Romanones.

Se queda a vivir en su casa gijonesa, dedicada a la escritura, a la denuncia y a colaborar con el aún hoy existente Ateneo Obrero. En esa casa, contemplando la brava mar cantábrica, morirá el 5 de mayo de 1923, sin ver una nueva república, ni la separación de iglesia y estado, ni la emancipación de la mujer. El cortejo fúnebre queda grabado a fuego en los anales de la ciudad. Es enterrada en el cementerio civil de Ciares, a las afueras de Gijón, donde sigue reposando muy cerca de la fosa común de cientos de republicanos, un dirigente anarcosindicalista y un gran maestre francmasón. Una de las últimas cosas que escribió deja una advertencia al pueblo entre el que quiso vivir: “el día que Asturias salga de su noche de ignorancia y fanatismo, la aurora de la libertad habrá comenzado en la patria”.

Ochenta y ocho años después, en un renacido mayo, Rosario de Acuña vuelve al Ateneo de Madrid, como bandera de una candidatura de “renovación tradicionalista”. El Ateneo está hoy sometido a una serie de privatizaciones empresariales encubiertas que están acabando con el espíritu de la que, con razón sobrada, siempre fue llamada “Docta Casa”. Bajo la presidencia de un intelectual de izquierda como Carlos París y con el auxilio de activos militantes que se pretenden definir como comunistas o como republicanos, la marcha hacia un modelo empresarial y mercantil viene siendo la característica desde hace un par de años. Aún se puede evitar semejante deriva porque el Ateneo es experto en reaccionar. Lo sé muy bien porque fui su secretario durante seis convulsos años.

La candidatura “Rosario de Acuña”, compuesta por Eloy Martín, Enrique Vega, Javier Álvarez-Souto, Juan Merinero y Zita Mondéjar puede ser un revulsivo importante, renovador en tanto que mantiene la tradición del Ateneo de Madrid, que es propiedad de los socios y no de una ejecutiva autista y autoritaria. Un revulsivo como lo fue el aldabonazo que, en 1883, diera una mujer que, significativamente, tenía como nombre simbólico en su orden mistérica el de “Hypatia”.

Ilustres consocios que me leen, que son ustedes unos cuantos: voten a la candidatura “Rosario de Acuña”. Sus integrantes no prometen nada. No “prometen”, sino que se “comprometen”. Lo más importante para el Ateneo no es “qué hay que gestionar”, sino “quién lo tiene que gestionar”. Los viejos ateneístas –yo ya voy para mayor- lo sabemos bien. Esta candidatura es una garantía de supervivencia y de independencia. Voten, por necesidad, a los candidatos de la “Rosario de Acuña”. No es una cuestión política ni una opción ideológica, por más que sus componentes se enmarcan en una izquierda antidogmática y, por ello, pactista y abierta, como lo fue la librepensadora a la que invocan. Se trata, simplemente, de una cuestión de supervivencia para el Ateneo de Madrid, para que, sabiendo que estamos en el siglo XXI, la “Docta Casa” siga siendo lo que siempre fue: “el Ateneo”.

Comentarios

  1. Quédome con dos fragmentos, una de Rosario d'Acuña y la otra llamando a apoyar a la candidatura pal atenéu:
    “...el día que Asturias salga de su noche de ignorancia y fanatismo, la aurora de la libertad habrá comenzado en la patria”.
    "...una izquierda antidogmática y, por ello, pactista y abierta, como lo fue la librepensadora a la que invoca..."

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  2. Un viejo ateneista14 de mayo de 2011, 1:12

    Sólamente conozco a dos de los componentes de la candidatura y tengo buena impresión de ellos. Pero, lo mismo que siempre le apoyé a usted hace años, haré lo propio en esta ocasión y pediré el voto para Rosario de Acuña. Por cierto, que su artículo es muy bueno.

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  3. Otro viejo ateneista14 de mayo de 2011, 17:41

    Me alegra mucho que David Rivas, el mejor secretario que tuvimos desde que el Ateneo recuperó su independencia, vuelva a la pelea. La historia del Ateneo desde la muerte de Prat y el abandono de Rivas (¡qué tandem tan impresionante!) es una marcha hacia la rutina empresarial y la pérdida de nuestra identidad. Como mi consocio que opinó antes, no conozco a todas las personas de la candidatura, pero habrá que votarlas. Para parar esta inercia suicida que padecemos y, en último caso, porque los que conocemos bien la casa sabemos quien la ama y quien se aprovecha de ella. Si el secretario Rivas (que lleva callado más de quince años)) apoya a la "Rosario de Acuña", yo la apoyaré y procuraré arrimar los votos de mis amigos.

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  4. Un ateneista más joven14 de mayo de 2011, 18:32

    No era socio del Ateneo cuando los mandatos de Rivas y la presidencia de Prat pero sé que realizaron las obras de ampliación, que no hipotecaron al Ateneo, que no cedieron ni un solo espacio a intereses ajenos, que resistieron las presiones de Ayuntamiento y Comunidad, que respetaron el Reglamento, que se enfrentaron incluso al gobierno de Felipe González cuando el asunto del GAL (siendo Prat del PSOE), que toleraron Juntas de Socios larguísimas, que bordearon la insumisión para no entregar los fondos antiguos de la biblioteca que un juez ordenaba, que aceptaron juntas extraordinarias por petición de los socios, que nunca recurrieron a "estados de excepción", que fueron escrupulosos con la democracia interna, que eran respetados por su trayectoria incluso por sus adversarios.

    Creo que mi posición queda clara: Rosario de Acuña.

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  5. Espero que los liberales, la izquierda, los masones y, sobre todo, los ateneistas que lo son, voten esa candidatura. A los comunistas de París, García Bilbao y Pastrana y a los fachas de López Arribas y Gracia Menocal que los vote Rita.

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  6. El anónimo de antes14 de mayo de 2011, 19:30

    Se me olvidaba. Yo soy un ateneista, republicano y de izquierda. Un azañista, más o menos. Y lo que más me mosquea es lo de García Bilbao. Más bajo no se puede caer.

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  7. Cojonudo. ¡A por ellos! Volvamos al espíritu ateneista de cuando Navarro, Prat, Rivas y gente de bien y de categoría.

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  8. Estevaô da Fonseca, evidentemente un seudonimo.15 de mayo de 2011, 0:24

    ¡ El profesor, ¿de que que profesara?, Garcia Bilbao pero... ¿todavia anda por ahí?.

    Solo con saber que este impresentable se postula a algo me basta par apoyar a la candidatura Rosario de Acuña.

    Ateneistas ¡Cuidado con las Carteras!

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  9. ¡Yo no voto a Rita!

    VOTO A ZITA

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  10. Nun soi del Atenéu porque vivo en Villaviciosa, pero conozo bien a David Rivas y por él se dalgunes coses. L'amor que DMR tien pol Atenéu sábenlo tolos que lu conocen. Tol mundu sabe que ye ecoloxista y nacionalista, un tanto anarquista (de la banda de Kropotkin) y otres coses. Pero nel so ADN tamién ye "ateneista". Nun sé quien ye quien nesa candidatura pero si DMR la sofita y lleva'l nome de Rosario d'Acuña, si fore sociu d'esa "Docta Casa" votaríala ensin duldia dala.

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  11. Un buen lema, si señor. A los comunistas y fachas que los vote Rita. ¡Yo voto a Zita!

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  12. Me entusiasma esta causa. La "Rosario de Acuña" es buena heredera de la "Manuel Azaña", cuando el secretario Rivas arrasó en las urnas. Para mí Rivas siempre fue "el secretario", cosa que solamente comparte con, precisamente, Azaña. Pregunten ustedes a los empleados de la casa, ¿quién es "el secretario"?. Casi todos contestarán lo mismo. Fue elegido tres veces, siempre con mayorías absolutas. Me alegra mucho que vuelva a implicarse en el Ateneo. Supongo que sus viejos amigos Vega y Merinero le empujaron. Es buena noticia. Es hora de que vuelva a la Junta de Gobierno la racionalidad, el buen hacer y ¿por qué no decirlo? la elegancia.

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  13. Madrid es una bonita ciudad española, pero a mi como asturiano (provinciano de la ribera atlántica y algo cabrón y desconfiado por naturaleza) me interesan más bien poco los elitistas cenáculos capitalinos.
    Así pues, con su pan se lo coman, damas y caballeros. Y respecto a las palaciegas intrigas relativas a esos sus domésticos comicios, les ruego me perdonen que les desee suerte con las llanas y vulgares palabras que, para este caso, emplearon siempre mis mayores: el que más chifle, capador.
    A bientôt!

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  14. No me gustan mucho algunos comentarios alusivos a ciertas personas. Como saben los que leen este blog de forma habitual, nunca borro nada, incluso cuando se trata de críticas hacia mi que rayan el insulto. No quisiera que, en esta ocasión, se empleara un mal tono, especialmente cuando hay personas con las que no comparto su visión actual de las cosas pero que son viejos amigos.

    Por otra parte, me llama la atención el último comantario. Aparte de ser un conjunto de lugares comunes, prejuicios y clichés, es curioso gastar tanto párrafo en un asunto que no interesa. A mí cuando una cosa no me interesa..., pues eso... que no le presto interés.

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  15. Hola David
    Dos cosas;
    1 Discrepo mucho de algunos de los candidatos que se presentan a las elecciones de la Docta Casa pero ello no es óbice para entrar en descalificaciones personales que rayan en el insulto. Me alegra mucho tu nota aclaratoria y la defensa que haces de ese candidato y amigo pues dice gran cosa de ti como persona.
    2 A tu paisano, al que nos que nos llama "elegante cenáculo capitalino" decirle que el Ateneo de Madrid es una de las instituciones culturales mas abiertas de la península y quizá la única en la que aun se pueda hablar abiertamente de todo. Desde la denuncia, en su día, de los GAL hasta la mas reciente presentación de las propuestas de Sortu en Madrid. pasando por todo tipo de debates sobre lo divino y lo humano como la reivindicación de la memoria histórica o la defensa del laicismo.
    Como decimos por estos lares ¡ A ver si te enteras majete!.

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  16. Nesta web
    http://aruelu.com/spip.php?article2449
    y dalgún más n'infoasturies anden diciendo o dexando cayer que tu apoyes a Conceyu Abiertu y dexes de llau a Bloque-UNA,
    Ye verdá??? Qué opines d'estes eleiciones y el mundín nacionalita asturianu??

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  17. Mui prestosu l'articulo David! toles mios simpatíes pal Atenéu de Madrid , hermanu del Atenéu Obreru de Xixón al que toi Arguyosu de pertenecer . Y por supuestu tola mio almiración pa Rosario d'Acuña .
    Un abrazu atlánticu.
    Churchill

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  18. Tengo noventa años, tres de viejo, y voy poco por el Ateneo. Esto lo escribe mi nieta al dictado porque esto de internet me sobrepasa. No conozco a ninguno de los candidatos, excepto a Carlos París, por quien tengo alta estima intelectual. Pero creo que se equivoca yendo con esa marabunda de arribistas y comemierdas. Yo apoyé en su día a Navarro y a Prat, y con el a Rivas. Tres por tres por los tres. Por cierto, que Rivas fue un lujo intelectual en una casa que marchaba hacia la decadencia. Ahora es de una mediocridad asustante. He recibido la propaganda y me parece que lo de París y su gente es un insulto a la inteligencia. No sé si podré ir a votar porque tengo muchos problemas físicos. Pero si puedo ir votaré "Rosario de Acuña", por convicción y porque lo pide David Rivas, nuestro secretario.

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  19. Estimado David
    Me alegra que salgas en defensa del Ateneo apoyando a la candidatura Rosa De Acuña, no conozco a ninguno de sus miembros, pero su nombre y tu apoyo ya dice mucho. No podemos permitir que unos indocumentados y mostrencos alterando sus usos y costumbres quieran convertir la Docta Casa en una especie de parque temático con lucecitas, elefantes rosas y cafeterías franquiciadas.
    Es una lastima ver como Carlos Paris, acabe así su trayectoria vital, juntándose con lo peor y mas maniobrero del Ateneo, con los que sin mas proyecto que su promoción personal, comercial o política están dispuestos a vender la Casa al peor postor.
    Recibe un Fraternal saludo

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  20. El carbayón eléctrico25 de mayo de 2011, 15:04

    Estimado Sr. Rivas.
    LLevo muchos años en el Ateneo de Madrid aunque mi trayectoria ateneísta ha sido más bien discreta. Vine a estudiar y punto, pero como miembro responsable de la casa y consciente de mis obligaciones acudo, cuando tengo tiempo, a las juntas de socios.

    En los años que llevo yendo he visto de todo, algunas cosas lamentables y otras decidí tomármelas a guasa conociento el comportamiento de algunos socios, pero son al fin y al cabo socios y se merecien respeto.

    Este invierno acudí a una junta donde vi que un mienbro de la junta de gobierno se burlaba de un socio, vi que se justificaba de manera patética una cafetería, más propia de un centro comercial de barrio que de un centro cultural con una larga tradición histórica como es el Ateneo.

    He leído la propaganda de las diferentes candidaturas y ahora leo el comentario escrito por J.V. que habla de elefantes rosas en el Ateneo. Yo pensaba que era que el Ateneo se sumaba de esta manera a las festividades del orgullo gay (por supuesto, nada en contra) y resulta que es verdad. La junta quiere llenar de luces las escaleras del Ateneo, más propio de un puti club de carretera de los años setenta que de un centro cultural como el nuestro.

    Lo del elefante y las luces puede resultar divertido en celebración de determinados actos para eliminar un poco nuestro aire viejuno. Pero colocarlas de manera definitiva me parece que representa lo que ya me temía. Que nuestra junta de gobierno está compuesta de analfabetos con pretensiones académicas, mucho título universitario pero si lo mejor que ha hecho un emérito profesor de universidad es una cafetería, cara y mala, entre otras cosas y poner elefantes rosas para que el público de la calle entre.

    La verdad es que creo que estamos gobernados en nuestra querida casa, por gente que sólo le mueve el afán de figurar y se preocupan poco por el devenir de la docta casa.

    Que estamos gobernados por analfabetos me lo demuestra continuamente el secretario 2º. Leo sus octavillas con un aire revolucionario trasnochado y muchas faltas de ortografía, por no decir su profundo desconocimiento del significado de bastantes palabras, y se me cae el alma por los suelos.
    Para finalizar le comento Sr. Rivas, que conociendo su trayectoria por lo que se cuenta en el Ateneo de UD. Me parece una persona seria y seguiré su consejo. Sólo espero que mi participación, aunque sea sólo votando en unas elecciones sirva para devolver al Ateneo sus glorias pasadas.
    Le Saluda Atentamente.
    Un socio alucinado.

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  21. A.L. De Guzman socio reciente.25 de mayo de 2011, 15:14

    Hola David, un saludo
    No nos conocemos pues soy un socio relativamente nuevo y solo participo de la Biblioteca, estuve viendo el acto desde la platea superior y aun no salgo de mi indignación y tristeza. Lo que me motiva para comentar aquí, es expresar mi profunda indignación ante el deplorable espectaculo que los socios de la candidatura de Carlos Paris dieron ayer en el salon de actos. Fue abochornante y triste ver como algunos de los miembros de la junta de gobierno y coparticipes de la candidatura "oficialista" se comportaron y comportan, parecián más bien la barra de hooligans de Ultrasur que el apoyo a una candidatura del Ateneo de Madrid. Gritos, insultos, mentiras y preguntas trucadas a sus amigos.Especialmente el señor Secretario Segundo,¡que nivel de estulticia y de burda manipulación! repartiendo sus infumables panfletos y haciendo comentarios a destiempo y tratando vanamente de hacer propaganda de su buena programación. Esta gente es una impresentable y una pandilla de macarras (solo salvaria a uno o dos que fueron o estuvieron mas discretos) Si esta troupe es la que pretende llevar adelante el Ateneo, aviados vamos, Son una pandilla de incompetentes y autoritarios Chulos como matones de barrio. Si este es el tipo de gente con el que me voy a encontrar en el Ateneo mejor me voy a mi casa, no vaya a ser que me contagia de tanta inmundicia y miseria moral.

    Cabe decir que la presentación de las otras candidaturas fue en lineas generales correcta y educada ofreciendo propuestas con las que se puede estar o no de acuerdo pero en ningun momento me parecio que faltaran el respèto a los otros candidatos.
    La intervención del "profesor" Paris fue un alarde de sinsentidos y delirios mas propios de un tertuliano de Intereconomia o de Salas Rosa que de un émerito catedratico. Alguan amigo del señor Paris le deberia decir que lo que hace y escribe últimamento roza el delirium tremens.
    Un saludo con mis mayores respetos a los socios que autenticamente se lo merecen.

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  22. Querido consocio
    Leo los comentarios de algunos socios decepcionados por las veleidades y malos gestos del presidente Carlos Paris. De la lectura de estos se ve que no conocen su trayectoria.

    Para ilustrarles de quien es tan "ilustre y emérito" personaje les dejo aquí unas palabras escritas por tan docto y valeroso camarada (falangista.)

    Su pacto con los fascio-libegales del Ateneo entonces se explica por aquello de Al final siempre la oveja tiende al redil.

    Esta gente siempre cuenta con la colaboración de algún trepilla que por tal de conseguir un poco de poder esta dispuesta a traicionar y vender a su padre o a su madre.
    ------------------------------------------------


    Carlos París
    Nuestro sentido revolucionario
    Alcalá, 10 mayo 1952



    Hace un puñado de lustros, cuatro, que las juventudes españolas, más alertas al signo de nuestro tiempo, viven con un gran tema en el corazón de su preocupación española: el de la revolución nacional. Nada más fácil que comprobar este hecho y resbalar sobre él hacia el tópico. Nada más necesario, por ello mismo, que dominar esta inercia y penetrar en el último significado de esta realidad.

    La motivación fundamental y más amplia del sentir revolucionario que comentamos es patente. Insatisfacción apremiante frente a la situación de España. Voces españolas distantes y diversas han hablado con comunidad, empero, del dolor de España. Espíritus hispánicos han sentido, unidos sobre diversidades de vocación, el agridulce del disgusto en su amor a nuestra Patria. Esta situación constituye el fondo de la actitud revolucionaria proclamada combativamente por las J.O.N.S. Lo que pudo ser declamación en el peor de los casos, grito lírico lleno de autenticidad en otros, oración providencialista en los mejores, se torna, o se añade, en unas juventudes resueltas a una decisión terminante de cambiar radicalmente el estado de cosas llorado. De la especulación o del arrebato en el cielo estético hemos pasado a la acción. Acción exacta y enérgica -«no importa que el escalpelo haga sangre»-; importa, sí, la voluntad decidida a no quedarse ya en la lamentación, sino a remediar las cosas. Al treno sucede la eficacia. Ambos, empero, se mueven sobre un supuesto común: el descontento frente a la España presente y el careo con otra España más perfecta, soñada primero, buscada después.

    El magisterio de Laín ha sabido como ninguno alumbrar este estado de cosas en «España como problema». Desde el presente orden de consideraciones, la actitud revolucionaria falangista y jonsista adquiere una precisa definición, una referencia y justificación directas y propias, independientes del amplísimo eco de equivocidades que el concepto de lo revolucionario en nuestros días suscita. Hay un problema revolucionario implicado en toda la Historia moderna desde el Renacimiento. Hay un problema revolucionario entrañado en la crisis cultural y vital de nuestro tiempo. Hay un sentido de revolución, captado por Chesterton lúcidamente, en la ascética cristiana, rebeldía frente al imperio de los infiernos. Juegan aquí sentidos opuestos de lo revolucionario, y nada más preciso que manejar esta idea sin mayores precisiones.

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  23. sigue

    Hace un puñado de lustros, cuatro, que las juventudes españolas, más alertas al signo de nuestro tiempo, viven con un gran tema en el corazón de su preocupación española: el de la revolución nacional. Nada más fácil que comprobar este hecho y resbalar sobre él hacia el tópico. Nada más necesario, por ello mismo, que dominar esta inercia y penetrar en el último significado de esta realidad.

    La motivación fundamental y más amplia del sentir revolucionario que comentamos es patente. Insatisfacción apremiante frente a la situación de España. Voces españolas distantes y diversas han hablado con comunidad, empero, del dolor de España. Espíritus hispánicos han sentido, unidos sobre diversidades de vocación, el agridulce del disgusto en su amor a nuestra Patria. Esta situación constituye el fondo de la actitud revolucionaria proclamada combativamente por las J.O.N.S. Lo que pudo ser declamación en el peor de los casos, grito lírico lleno de autenticidad en otros, oración providencialista en los mejores, se torna, o se añade, en unas juventudes resueltas a una decisión terminante de cambiar radicalmente el estado de cosas llorado. De la especulación o del arrebato en el cielo estético hemos pasado a la acción. Acción exacta y enérgica -«no importa que el escalpelo haga sangre»-; importa, sí, la voluntad decidida a no quedarse ya en la lamentación, sino a remediar las cosas. Al treno sucede la eficacia. Ambos, empero, se mueven sobre un supuesto común: el descontento frente a la España presente y el careo con otra España más perfecta, soñada primero, buscada después.

    El magisterio de Laín ha sabido como ninguno alumbrar este estado de cosas en «España como problema». Desde el presente orden de consideraciones, la actitud revolucionaria falangista y jonsista adquiere una precisa definición, una referencia y justificación directas y propias, independientes del amplísimo eco de equivocidades que el concepto de lo revolucionario en nuestros días suscita. Hay un problema revolucionario implicado en toda la Historia moderna desde el Renacimiento. Hay un problema revolucionario entrañado en la crisis cultural y vital de nuestro tiempo. Hay un sentido de revolución, captado por Chesterton lúcidamente, en la ascética cristiana, rebeldía frente al imperio de los infiernos. Juegan aquí sentidos opuestos de lo revolucionario, y nada más preciso que manejar esta idea sin mayores precisiones.

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  24. continuación

    Así, junto a la revolución del nacionalsindicalismo se levanta la marxista en nuestra hora. Pero dentro del clima revolucionario del presente la revolución falangista satisface un orden de exigencias perfectamente definido y con un sentido claro, transmutación de la realidad española, cuya contemplación deja en nuestras almas un poso de radical insatisfacción.

    Mientras este descontento apremiante se dé, la exigencia revolucionaria deberá seguir en pie. Nuestra acción habrá de ser configurada por cánones revolucionarios. Pero la proyección inmediata de este sentir divergirá en una u otra situación. Aquí se centra la diversidad entre el modo en que algunos, por lo menos, de los jóvenes de nuestros días entendemos nuestro deber revolucionario y la matización con que en el treinta y tantos fue vivido. Desde luego, no entendemos que la revolución que puso en pie juventudes avanzadas unos lustros sobre la nuestra haya sido cumplida. No nos puede por obvios motivos satisfacer, tampoco ahora, la España actual. Pero no es primordialmente ya problema de lucha política en el sentido más estrecho, a nuestro ver, sino de lucha social. En España ha fallado, por desgracia, la sociedad; ha fallado, en términos generales, el español de nuestros días, que se ha dejado corromper por la rutina, la pereza o el soborno cuando ha llegado a los puestos de responsabilidad. Y en esta coyuntura lo que importa, ante todo, es una vigorosa sacudida de la sociedad española desde sus órganos más auténticos y efectivos: profesión, familia, vida local y municipal. Es en este orden en el que se apuntan perspectivas de optimismo, por debajo de toda incertidumbre puramente política. Vemos en muchos puestos despuntar una ética y una altura profesional y científica nuevas. Vemos progresar la vida cristiana de la familia. Lo que avanzadas de generaciones anteriores, para cuyos méritos heroicos nuestra devoción es patente, fueron preparando lentamente, despunta como realidad. ¿Seremos capaces de empujar en sentido positivo esta vigorización de la vida española, fruto de una generación responsable, exigente, que aprendió la vida en la purificación y lección terrible del treinta y seis al treinta y nueve? Sólo una moral revolucionaria, una tensión de urgencias máximas podrá conseguir el triunfo de estas minorías frente al marasmo corruptor que nos inunda. Cada uno de nosotros tiene que imponer en sí mismo el alma española renovada contra el lastre decadente.

    Algunos románticos del grito, de la trinchera, de la bomba de mano se sentirán decepcionados. Su mente no está aún purificada, a punto para esta difícil victoria. No se trata decisivamente de escalar por la violencia un poder. Desde él nada se hace si la sociedad y nosotros mismo estamos corrompidos. Se trata de vivir con violencia un nuevo estilo profesional, familiar, religioso. Romper viejas rutinas en nuestra religiosidad, en nuestro dormir en tópicos intelectuales, en el adocenarse en un escalafón. En estos campos se ventila el problema más áspero de España. A ellos nos llama con redoblada energía el más elemental deber de amor hispánico. A su problemática quisiéramos ver abierto nuestro ALCALÁ. Si es necesario volver a la lucha física nuestra juventud está presta, como siempre lo estuvieron los hombres de España. Pero una, aún más áspera, nos aguarda, en la que a los celtíberos nos es más duro triunfar. Quiera Dios ayudarnos en empresa tan calladamente heroica.

    Carlos París

    {Transcripción íntegra del artículo publicado en Alcalá. Revista Universitaria Española, Número ocho / Madrid, 10 de mayo de 1952.}

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  25. Ahora entiendo porqué se ha juntado con la panda con la que se ha juntado. Por eso se ha juntado con esa panda de "demócratas" cuyo comportamiento se parecen más a un dictadorzuelo de república bananera que a un secretario de la junta de gobierno.

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  26. Entiendo perfectamente el malestar de algunos consocios, malestar que yo comparto. Pero me parece que no es bueno una excesiva subida de tono. Si algunos han perdido la educación (en el supuesto de que se trate de una pérdida y no de una característica personal) otros no deben (no debemos) olvidar los más elementales principios de la cortesía.

    Me llama la atención que no haya entrado nadie partidario de la candidatura de Carlos París, puesto que, con un simple cálculo de inferencia y atendiendo a las entradas registradas es casi imposible que esto no haya sido leído por unos cuantos de sus apoyos. Tal vez sea debido al artículo que uno de ustedes publicó, ese luminoso artículo nacionalsindicalista de París, un artículo que yo no conocía. No sé cómo encajarán esta noticia (supongo que nada sabían) personas como Pedro García Bilbao y Pepe Esteban, el primero de ellos viejo amigo personal de quien esto escribe.

    Como alguno de ustedes comentó, el pasado martes intervine en el debate electoral, considerando lamentable la actitud de la candidatura de Carlos París y poniendo en duda la imparcialidad de la Junta Electoral presidida por César Navarro. Fui interrumpido por miembros de la Junta de Gobierno, particularmente por Miguel Pastrana, secretario segundo, quien, a gritos -un método un tanto heterodoxo en la Casa- puso en duda mis convicciones democráticas. Le contesté agriamente diciéndole que no recibía lecciones de democracia de un comunista. Él, a gritos de nuevo, reivindicó su condición política.

    Al acabar, conforme a los usos y costumbres ateneístas, me dirijí al secretario segundo y él me exigió, a gritos, que me aceptaba disculpas en mi blogue porque un insulto en público se disculpa en búblico. No comprendo como un comunista considera un insulto que se le califique de comunista y tampoco que unas palabras ante 32 personas del Ateneo deban ser explicadas ante miles de lectores potenciales de cualquier parte del mundo, pero le dije que lo pensaría.

    Ya lo he pensado y, tras leer el artículo de Carlos París y su revolución nacionalsindicalista, comprenderán que no me disculpe. Y bien que lo siento, porque la disculpa lava y el perdón ennoblece. Pero no me parece que sea un método adecuado frente a una candidatura que rezuma totalitarismo por todas partes.

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  27. "dirijí" ye con "g" David, nel penúltimu párrafu...

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