Al concejal Fernando Couto, del ayuntamiento de Gijón



(Llimpiando los arquivos alcuentro una carta qu’unviara a la prensa asturiana esti branu pasáu y que, tan lliberal como siempres ello, nun tuvo a bien espublizar. Yeren los díes del cursu de tauromaquia na playa de Xixón pa rapacinos, un cursu qu’a la fin, razonablemente por parte l’alcaldía, nun se fixera)
Estimado concejal Fernando Couto:
André Viard, pregonero de la fiesta taurina de Gijón, invitado por ustedes, supongo, le escribió una carta hace unos días con motivo de la denegación del permiso para hacer, en la playa de San Lorenzo, una clase de tauromaquia para niños. Escribía lo  siguiente:
“¿Por qué os habéis asustado de tal manera, hasta el punto de atentar contra una libertad fundamental? (…) Habéis cedido delante de una amenaza ecoterrorista  (…) Vais a animar a todos los liberticidos (sic) (…) ¿Es esta la imagen que queréis dar de la democracia en general y de vuestro ayuntamiento en particular frente al fascismo?”.
Mire, concejal Couto, aunque soy una persona medianamente culta, no voy a entrar a analizar una pésima sintaxis pero, como ciudadano, al margen de mi opinión sobre las corridas de toros, le pido que reflexione sobre determinados extremos. Primero, la chulería macarra con la que este señor trata a l’alcaldesa y a usted mismo ofende a cualquier ciudadano de bien y exigiría de ustedes una contundente respuesta.
Pero, yendo al fondo, la cosa es más grave. Llamar “libertad fundamental” a tener clases de tauromaquia es una falta de respeto a quienes, en este momento, no tienen derecho a la alimentación, a la educación, a la vivienda y hasta a la misma vida. Hablar de liberticidos (sic) es vulgarizar la represión de las libertades y de la libertad misma. Hablar de amenazas ecoterroristas es llamar terroristas a los que se opusieron a la actividad programada, comparar a los ecologistas con terroristas, equiparar el terrorismo con enviar cartas de protesta y también, cosa de la que usted seguramente habló en más de una ocasión, menospreciar y ridiculizar a las víctimas del terrorismo. Y, para terminar, la referencia al fascismo significa llamar fascistas a un enorme número de personas por su posición frente a la tauromaquia y trivializar el fascismo, con sus diez-doce millones de muertos directos y otros cincuenta-sesenta indirectos.
Supongo, concejal Couto, que usted y tal vez la señora alcaldesa serán amigos íntimos del señor Viard puesto que emplea con ustedes un tuteo plural y familiar que yo no me permito. También es verdad que viendo el tono de este señor (no sé por qué sigo empleando este término tan impropio) parecería indicar que es usted un subordinado suyo.
Sé que obrará con rectitud y en justicia como delegado de sus convecinos, que es lo que es, y espero, por no recurrir al verbo “exigir” que quienes emplean argumentos tan repugnantes como los anteriormente resumidos no tengan ningún sitio en las fiestas del concejo que usted y su partido rigen porque así lo decidieron democráticamente los gijoneses, entre ellos, y tengo razones para pensar que constituyen una mayoría, los que, si no son todos estrictamente antitaurinos, no disfrutan en absoluto con la sangre de los toros, que diría don Guido. Estoy seguro de que entiende la referencia poética.
Atentamente, quedo a su disposición.

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