“El éxito no depende sólo de la maestría o del egresado, sino también de la comunidad”



José Álvarez: Buenos días, amigos de Radio Stereo 100. Hoy tenemos un invitado muy especial, un doctor en economía que va a pasar unos días entre nosotros, acá en Guatemala, concretamente en Xelajú, en el Instituto Chi Pixab’. Un saludo, David M. Rivas, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid. Doctor Rivas, ¿desde cuándo trabaja usted con el Chi Pixab’?
David M. Rivas: Vengo trabajando con el instituto desde el principio, desde que arrancaron los cursos de maestría, primero en la que trataba de desarrollo económico y ahora en la nueva maestría, que también es de desarrollo económico pero con mucha incidencia en los aspectos territoriales y enmarcada en la pertinencia cultural. Hace casi dos años iniciamos los cursos y vine como docente. Estuvimos, concretamente, en Santa Cruz, en el Quiché. Este año vine a trabajar en la reformulación de la propia maestría, es decir, mi trabajo aquí en Xelajú es hoy más bien de índole organizativo, burocrático podríamos decir. Los asuntos de pertinencia cultural son complicados y hemos detectado errores y disfunciones. Hay que plantearse algunos cambios para que, cuando dentro de unos meses iniciemos el nuevo curso, funcione todo, si no a la perfección, sí satisfactoriamente.

J.A.: ¿Hacia dónde apuntaban esencialmente esas nuevas modificaciones o agregados que les puedan otorgar?
D.M.R.: A dotar de mayores contenidos a la parte de la pertinencia cultural. Es un elemento con bastante dificultad de articular, es un poliedro con muchas aristas. Precisamente eso es lo que estamos reformulando. Estamos trabajando en la modificación de algunos programas y en la propia estructura docente y académica. La idea es que, además de formar buenos profesionales, estos se vean comprometidos con su tierra, con su cultura, con su comunidad. Llevamos una semana de trabajo y, creo yo, las cosas marchan bastante bien.
J.A.: ¿Cómo ponderar ese principio de identidad, que es tan elemental, en hombres y mujeres?
D.M.R.: A veces es difícil porque, aunque la gente normalmente sabe quién es y qué es, hay un enorme peso de la historia, hay una inercia tremenda. No estamos hablando de meses, ni de años, ni de lustros. Estamos hablando de siglos. No soy, seguramente, el más indicado para decir esto porque, al fin y al cabo, soy un europeo, pero veo muchas dificultades en abrir el camino, en dar los primeros pasos. Pero una vez que ese camino se abre la gente responde muy bien, es muy receptiva. Mi experiencia en el Quiché me indica esto que le digo. Hubo problemas, hubo más de un conflicto, pero, en general, los alumnos llegaban a entender las cuestiones y, una vez que lo entendían, participaban muy activamente y se los notaba comprometidos con la problemática. Es relativamente difícil poner la primera marcha pero, si trabajamos bien, se pueden obtener objetivos con bastante holgura.
J.A.: ¿Cómo lograr la sostenibilidad del proyecto al generar esa pertinencia cultural del individuo hacia la comunidad?
D.M.R.: Ese es el paso más problemático, el del técnico que sale de nuestras aulas y que se enfrenta a su comunidad. Es un paso que da el individuo, al margen de los contenidos académicos, y lo hace con su propia personalidad, con su ideología, con su particular visión del mundo. En la maestría damos unos conocimientos, unas técnicas, unos instrumentos, y también se dan argumentos de carácter cultural o identitario, o más bien se refuerzan los argumentos que ya tienen las personas que se matriculan en unos cursos como estos. Una vez logrado esto, las personas se organizan, empiezan a trabajar. La gente tiene una gran capacidad de autoorganización pero no siempre es consciente de esa capacidad. Cuando toma conciencia de sus capacidades desarrolla su propia organización y, a veces con pocos medios, alcanza logros insospechados. Y, por cierto, al menos en mi apreciación, esa toma de conciencia de su propia fuerza es más potente entre las mujeres que entre los hombres.
J.A.: ¿Por qué razón?
D.M.R.: Supongo que habrá un cúmulo de razones pero, en general, la mujer es más grupal, más comunalista. Puede que influya su capacidad de ser madre y su gran vinculación a la crianza de los niños. Eso le lleva a generar en torno a sí a la familia, al grupo. También hay razones locales: la guerra se llevó por delante a muchos hombres y las comunidades quedaron al cargo de las mujeres. Las mujeres tuvieron que armarse de solidaridad, aunque, evidentemente, hay muchas mujeres egoístas e insolidarias. Tampoco quiero caer en una idealización feminista. Pero creo que tengo bastante razón. Y lo he visto en otros lugares, como en Perú o Bolivia, con situaciones similares a las que se dan en Guatemala.
J.A.: ¿Esperan ustedes resultados inmediatos?
D.M.R.: No, no esperamos resultados inmediatos. Pero vayamos por partes. Sí puede haber resultados inmediatos en la formación técnica. Si una persona viene a cursar estudios de ordenación territorial, pongo por caso, si tenemos un buen plantel docente, unos buenos programas, que tenemos ambas cosas, y esa persona estudia y trabaja, saldrá sabiendo de ordenación territorial. Desde el punto de vista técnico sí puede haber resultados con inmediatez. Pero desde una óptica global no cabe pensar en resultados inmediatos. El éxito, partiendo de una idea general, no depende de la maestría, ni tan siquiera de la persona egresada, sino también del tipo de comunidad a la que pertenezca esa persona. Hay comunidades muy reacias a aceptar ideas novedosas o a personas que plantean cosas distintas a las habituales y las hay abiertas, flexibles y capaces de romper con las viejas inercias. El éxito definitivo depende de esa interacción entre el individuo y su comunidad.
J.A.: ¿Cuándo regresa usted a Guatemala?
D.M.R.: Depende de cómo vaya el proceso de remodelación de la maestría. Si, como siempre, empezamos antes del verano regresaré allá para junio o julio. Si se retrasa pues vendré por estas mismas fechas en el 2015. Y si las cosas se complican, un poco más tarde.
J.A.: Muchas gracias. Esperamos su pronto regreso.
D.M.R.: Estaré encantado de volver en poco tiempo. Buenos días. 

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