Patricia Serna: Como todos los martes a esta hora, en “La buena tarde”, en la RPA, hablamos de economía. Tenemos con nosotros a David M. Rivas, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid. Buenas tardes.
David M. Rivas: Buenas tardes y encantado de estar aquí.
P.S.: Hablaremos de la crisis. Una primera pregunta: ¿tan grave es la deuda hipotecaria?.
D.M.R.: Basta con dar un dato: hay 180.000 millones en préstamos hipotecarios de dudoso cobro.
P.S.: ¿Y la deuda del estado?.
D.M.R.: Cuando hablamos de la deuda de un país la gente percibe erróneamente que estamos hablando de la deuda pública, cuando no siempre es así. La deuda más importante en la actualidad es la deuda privada, la de las familias y las empresas. Por su parte, la deuda pública, en el caso español, está relativamente bien colocada. Eso hace que España se comporte mejor que lo que lo hizo Grecia, Portugal o Irlanda, que además de tener una deuda muy elevada estaba mal colocada en el mercado. De hecho, a pesar de la crisis, la deuda española sigue teniendo compradores. La deuda soberana del reino de España se sigue vendiendo, aunque a un tipo de interés un poco más alto.
P.S.: Por otra parte, como se señaló, está la deuda privada, una de las más altas de Europa, con esos 180.000 millones de euros en préstamos hipotecarios.
D.M.R.: No, no es así. Esos 180.000 millones de euros constituyen la deuda difícil de cobrar, la cantidad que los bancos y las cajas de ahorro creen que tal vez no lleguen a cobrar. La deuda total es mucho más elevada, muchísimo más. Esos 180.000 millones serían pérdidas contables para la banca.
P.S.: Aquí estarían los pisos embargados que la banca no puede colocar porque no hay mercado.
D.M.R.: Efectivamente. Siguen siendo activos de la entidad financiera porque contablemente así figuran, pero comprometen su liquidez.
P.S.: ¿Son reales los balances?. Porque los bancos siguen diciendo que tienen beneficios, lo que a mí no me cuadra. Si tú me debes cien euros que sé que no voy a cobrar pero los sigo contabilizando como ingreso…
D.M.R.: Es que en la contabilidad aparece como deuda a ingresar o como efectos a liquidar, con su contrapartida correspondiente. De todas formas, aunque no cobrasen esos 180.000 millones de euros, tampoco les pasaría gran cosa a los bancos, aunque sí se resentiría el sistema en general. Lo que la crisis está provocando a la banca no es una pérdida sino un menor margen de ganancia. Llevamos unos años en los que la gran empresa y la banca estaban teniendo un beneficio del diez o quince por ciento, incluso del veinte, cuando lo normal en las décadas anteriores era un beneficio del cinco-ocho por ciento. Lo que ahora llaman “pérdidas” es el beneficio “normal” de antes de la burbuja.
P.S.: Si hay tanta deuda y tantos pisos embargados, ¿por qué no bajan los precios de las viviendas?.
D.M.R.: No soy experto en el mercado inmobiliario. Así como de los aspectos macroeconómicos de la crisis sé algo, de esto no tengo mucho más conocimiento que el que tiene una persona de cultura media y medianamente informada, aunque, evidentemente, tengo opinión formada. En el mercado inmobiliario es donde mejor funcionan las expectativas individuales. La gente se aferra a su propiedad, siendo de lo último que se desprende, esperando que las cosas mejoren. Además, sigue habiendo una enorme inercia a la compra, cosa que los bancos, los poseedores de los pisos, saben muy bien. La gente no cambia de un año para otro sus formas de vida. Si en este momento hubiera un vuelco de la demanda a favor del alquiler es posible que el mercado cambiara un tanto. Pero la idea de ser propietario de la vivienda está incardinada en nuestro modo de vida. No es cosa de ayer ni de anteayer, ni de la época de la burbuja inmobiliaria. Posiblemente arranca de los primeros años del franquismo, cuando tener una vivienda en propiedad significaba salir de la miseria y dejar una herencia a los hijos. Además el franquismo lo potenció para crear una clase social propietaria de vivienda que amortiguase los posibles conflictos.
P.S.: La semana pasada el FMI dijo que los recortes estaban muy bien pero que había que solucionar el problema inmobiliario. Y ahora nos comunican que la banca separará “el ladrillo” en sociedades de liquidación a largo plazo. ¿Esto que quiere decir?.
D.M.R.: Eso es crear lo que vulgarmente se llama “banco sucio” o “banco basura”. El mecanismo es muy sencillo. El estado compra activos por menor valor del contabilizado, sean pisos o sean otras cosas. Si el banco es solvente se queda como titular de esos activos, si no es solvente pasan a titularidad pública y el banco anota pérdidas.
P.S.: El “banco malo”, ¿es el mismo banco u otro?.
D.M.R.: Para entendernos, es como si un banco “normal” creara una oficina “mala”. Es algo que ya se hizo en Irlanda, Noruega, Suecia y Finlandia. Es más, ya se hizo hace unos diez años cuando la crisis de las sociedades “puntocom”, que fue el primer aviso de que la burbuja podía pincharse. Pero es que el capitalismo funciona así: avisa, lo superamos y lo olvidamos. ¿Qué es lo que va a pasar si se sigue este planteamiento, que se seguirá?. Pues que los números rojos se repartirán entre la banca y el estado.
P.S.: Si el estado carga con el “banco malo” estaría realizando un nuevo rescate de los bancos.
D.M.R.: Acabaríamos pagando a medias los números rojos bancarios tanto los bancos como los ciudadanos a través de nuestros impuestos. Pero, ¿cuál es el problema?. Que la compra de esos activos que llaman “tóxicos” chocaría con el objetivo de reducir el déficit público, dado que estamos hablando de dinero público que va a cubrir pérdidas privadas.
P.S.: Que, además, es un objetivo que está en la constitución...
D.M.R.: Es verdad, en esa reforma, en mi opinión de dudosa legalidad, que pactaron el PSOE y el PP, sin contar con las Cortes ni, mucho menos, consultar a los ciudadanos. El caso es que no sé cómo van a casar el objetivo de déficit y la salvación de los activos inmobiliarios. Por eso el FMI ya piensa que ese objetivo de reducción del déficit no se va a lograr hasta el 2017. Pero hay algo que no conviene olvidar. En el informe del FMI que estamos comentando hay un punto muy interesante, muy interesante porque viene, precisamente, del FMI. Si lo dijera yo sería lo de siempre, o si lo dijera Stiglitz o Krugman lo mismo pero con mayor audiencia. El FMI plantea la necesidad de que en España se auxilie a las familias endeudadas y que la banca rebaje la deuda hipotecaria, bien con modificación de plazos, bien con reducción de intereses, bien con quitas de capital. Y el FMI lo dice muy claramente: si el estado ha auxiliado a los bancos, ahora es el momento de auxiliar a las familias. Pero parece ser que el gobierno español, que tanto escucha al FMI, esta vez no lo hace.
P.S.: Hay una pregunta que todo el mundo se hace en la calle: ¿por qué el estado da dinero a los bancos y no a los ciudadanos directamente a través de préstamos a bajo interés?, ¿por qué no lo da a los pequeños empresarios o a los autónomos, que son los que mantienen el país?.
D.M.R.: Hay que tener en cuenta, en primer lugar, cuál es el funcionamiento de este sistema, al margen de cuestiones éticas. Mantener a la banca bien lubricada es fundamental para un sistema cuya sangre es el capital financiero. El sistema económico es como el cuerpo humano: tiene una doble circulación sanguínea, la venosa y la arterial. Nuestro modelo capitalista actual es igual: se irriga con energía y con capital financiero. Por eso las petroleras o las eléctricas y los bancos siempre van a ser auxiliados por los dineros públicos, para mantener una necesaria estabilidad. De todos modos la cuestión es más sencilla de entender: en estos momentos el estado está dando capital a los bancos al 1 por ciento y éstos lo prestan al 4, no sólo a los particulares, sino incluso a los ayuntamientos. Es una práctica legal, evidentemente, pero bastante fea.
P.S.: Parece que es rentable para un banco declarar que le va mal…
D.M.R.: Podría ser. Es algo parecido a algunas nuevas normativas laborales. La reforma realizada por el PSOE y consolidada por el PP permite a una empresa reducir plantilla si prevé pérdidas, pero, ¿qué es eso de prever pérdidas?.
P.S.: ¿Quién lo decide?, ¿una pitonisa?.
D.M.R.: Eso en la época del franquismo lo decidía un juez con un laudo, pero no estamos ahora en un modelo intervenido. Pero, volviendo al asunto anterior, el problema no está en el auxilio a los bancos, sino en el porqué dar dinero a los bancos al 1 por ciento y a los particulares a más. Con que se diera a los particulares al 2 o al 2,5 éstos se beneficiarían de una rebaja de un mínimo de tres puntos y el estado ganaría un punto o un punto y medio. Y voy a añadir un dato de anteayer: los autónomos llevan adelantados al estado 2.000 millones de euros por IVA de operaciones que aún no han cobrado.
P.S.: La morosidad de la administración es tremenda.
D.M.R.: Eso es otra cosa y parece ser que es así, pero ahora no tengo a mano los datos concretos. Pero el dato de los autónomos es muy significativo. Estamos hablando de autoempleo o de gente que contrata a dos o tres personas.
P.S.: ¿Está España intervenida?. Dicen que no vienen al rescate. ¿Por qué?, ¿por el tamaño de la economía española?, ¿porque no hay dinero para el rescate?. ¿O ya existe intervención?. Angela Merkel marca las directrices, ¿es eso una intervención?.
D.M.R.: La economía española está intervenida y no es de ahora. La forma en la que España entró en la Unión Europea fue bastante subsidiaria. Era el estado más pobre, junto a una Grecia que llevaba unos años integrada y a un Portugal que entraba a la vez. España vivió largos años de las ayudas comunitarias, cosa que también hay que matizar. Por ejemplo, Alemania es la gran contribuyente a la Unión Europea pero también es la gran exportadora a la Unión Europea. De cada 100 euros que Alemania exporta 80 lo hace a otros países de la Unión Europea. Cada euro que los alemanes creen “regalar” lo reciben después multiplicado. Cuando los alemanes dicen que están alimentando a los países del sur se equivocan. Es cierto en las cuentas públicas, pero no en la contabilidad nacional, que son cosas bien distintas. En las cuentas públicas se anotan los movimientos que realiza el estado y en ellas se consignan, por ejemplo, las transferencias a otros países. Pero la contabilidad nacional recoge también toda la actividad privada, que puede verse beneficiada por aquellas aportaciones públicas. Por ejemplo, veamos un caso típico: el AVE español fue financiado en buena parte por la Unión Europea, a la que Alemania contribuye ampliamente, pero las locomotoras que tiran de ese AVE son Siemens. Es así como debemos analizar las cosas o, de lo contrario, no entenderemos nada. Por otra parte, el rescate de España sería muy caro y puede que no haya suficiente dinero en las arcas europeas. El tamaño de España o de Italia es muy superior al de Grecia, Irlanda o Portugal. Pero sí es cierto que existe una gran intervención política. Yo recuerdo el discurso de investidura de Rajoy, donde no dijo nada. Y no dijo nada porque no sabía lo que tenía que decir. Yo no dudo de la honradez de Rajoy pero es que, sencillamente, no sabía qué órdenes iba a recibir. Tenía que esperar a la semana siguiente, cuando Merkel y Sarkozy le iban a decir lo que tenía que hacer. Cuando fue investido no sabía nada. Apuntó, creo recordar, hacia un recorte de unos 20.000 millones de euros. Los que sabemos un poco de esto pensamos en tres veces más y no nos hemos equivocado. El recorte nos llevará, como mínimo, a 60.000 millones.
P.S.: Estamos pendientes de las elecciones francesas. Parece que puede haber un giro y que Sarkozy las pierda y que se modifique ese tándem francoalemán. ¿Es esta una percepción equivocada?. ¿Puede significar un cambio en la lucha contra la crisis o los políticos poco pueden hacer en este escenario?.
D.M.R.: Es seguro que tendrá importancia, aunque sea relativa, pero el tándem Alemania-Francia va a seguir siendo muy firme, no nos engañemos. Tampoco pensemos que el Partido Socialista Francés es precisamente una fuerza “izquierdista”, por decirlo en términos vulgares, sino un partido “moderado”, como lo demostró cuando gobernó. Pero sí que puede meter presión, no tanto a Merkel como al Banco Central Euopeo. El BCE sigue fiel al viejo Deutschbank, con su obsesión por la estabilidad monetaria, por la inflación, siendo más una oficina de control de precios que un banco. Y es posible que los socialdemócratas franceses presionen para que el BCE se convierta en un banco de verdad, no sólo emisor, sino también interventor. Europa está haciendo en los últimos meses lo peor que se puede hacer: no emitir ninguna señal. Y los mercados, cuando no se emiten señales, se ensañan. La avaricia solamente se frena cuando hay el peligro de que los estados o los bancos centrales intervengan de alguna manera. Y eso no se hizo. ¿Por qué los Estados Unidos están saliendo de la crisis y saldrán mucho antes que nosotros, los europeos?. Entre otras cosas porque tienen un banco central de verdad. La Reserva Federal es un banco central real, con poder sobre la moneda y con poder de intervención. Muchas veces se olvida que la economía norteamericana es una economía bastante intervenida. Se piensa que el modelo norteamericano y el modelo británico son ultraliberales y no es cierto. Son modelos muy liberales en lo básico pero la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra tienen un poder tremendo, alterando si es necesario las condiciones del libre mercado.
P.S.: Dicen los expertos que los recortes son necesarios pero que sólo con recortes no salimos de esta y que hay que impulsar el crecimiento. Este año va ser peor, el siguiente también… Ayer mismo la Confederación de Cajas de Ahorro hablaba de un 25 por ciento de paro, el propio gobierno lo reconoce… ¿No se puede hacer nada?.
D.M.R.: Los datos de ayer nos sacan de la crisis y nos meten en la recesión. Son definiciones convencionales. Se considera que se entra en recesión cuando el PIB cae en dos trimestres seguidos. Es una convención. Hoy no estamos necesariamente peor que ayer. Ahora bien, la política de ajuste y recortes del gobierno español nos va a llevar a una mayor recesión y no a salir de la crisis.
P.S.: Eso también lo dice el FMI.
D.M.R.: Es la primera vez en mi vida de profesor, y van treinta y pico años, que coincido con el Fondo Monetario. Pero el caso es que los recortes están retrayendo el consumo, en una estructura económica en la que el consumo es el eje. Posiblemente nos estamos enfrentando a un cambio de ciclo, pero no de un ciclo económico, cosa evidente, sino de un ciclo social y político. El mundo en el que estamos entrando es muy diferente al mundo que conocimos. Eso parece problemático para los que tenemos ya cierta edad y que vivimos una época de estabilidad. Pero también conocimos la crisis. Esto no es nuevo. Yo fui estudiante en los finales del setenta y recuerdo la crisis industrial. Vengo de una familia en la que mi padre era un “capitán de industria” y lo recuerdo muy bien. Pero parece que las crisis se olvidan. Hoy estamos en una situación mucho más precaria.
P.S.: Si este sistema da avisos cada cierto tiempo y seguimos haciendo las mismas cosas, dentro de diez o de quince años nos pasará lo mismo. ¿No será el momento de replantearse algunos fundamentos de este sistema?.
D.M.R.: Eso creían los optimistas hace un par de años: “hemos aprendido”, decían, y hablaban de “refundar” el capitalismo. Pero nada se hizo. Este sistema es insostenible, no tiene salida, aunque aguantará un tiempo. El problema es que, por el momento, no hay un sistema alternativo. Cuando hay una alternativa, aunque sea tan criticable como lo fue la soviética, obliga al sistema a modificarse. Las políticas keynesianas no respondieron solamente a un intento de superar la crisis de los años treinta sino también a la necesidad de defenderse del comunismo. Al acabar la guerra mundial, con una Europa totalmente destrozada, los keynesianos, los norteamericanos, Roosevelt y Truman, se dan cuenta de una cosa: o auxilian a la Europa en ruinas o la Unión Soviética extiende sus tentáculos. Y después se consolidó el estado de bienestar. Pero, volviendo a la actualidad, después de la historieta de la “refundación” están practicando la dialéctica del “shock”, que consiste en lo siguiente: estamos tan mal, tan mal, tan mal, y vamos a ir a peor, a peor, a peor, que es necesario que la gente acepte recortes o vamos todavía más a peor. Es decir, aprovechan ese estado de “shock” en el que los ciudadanos se encuentran para acometer recortes salvajes. Y la gente lo soporta porque, conmocionada, cree el discurso de que, de no hacerlo, todo será más peliagudo. La pregunta es: ¿hasta cuándo?. Las conmociones son pasajeras y la paciencia del pueblo también tiene límites.
P.S.: Ahí queda la pregunta. Ya veremos, profesor Rivas, de la Universidad Autónoma de Madrid, cómo responde la gente. Nada más que un agradecimiento por venir a “La buena tarde”. Volveremos a charlar porque esto de la economía nos aporta muchas dudas.
D.M.R.: Si sirve de algo, a mí también me trae dudas. Recuerdo una tira de Mafalda. Ella está diciendo que de determinado asunto no sabe nada. Miguelito le dice que tampoco los científicos lo saben. Ante la extrañeza de Mafalda, él añade un “me encanta compartir la ignorancia con los científicos”.
P.S.: Pues nos consolaremos.
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