“Los especuladores temen a las instituciones democráticas”


María Puente: ¿Qué opina de la decisión de Rodríguez Zapatero, apoyada por Rajoy, de reformar la constitución para introducir un techo al déficit público?.

David M. Rivas: Desde un punto de vista económico es un despropósito. En un mundo tan cambiante como el que vivimos, introducir tanta rigidez en la máxima norma del estado y atar tan fuertemente las manos de los que vienen detrás es un sinsentido. Y desde un punto de vista social es un atraso de años en una sociedad como la española, ya atrasada desde siempre. Poner un límite máximo a la capacidad de generar déficit sin poner un límite mínimo a los gastos en educación, sanidad, pensiones y servicios sociales es algo terrible. Se trata de un asalto al pequeño estado de bienestar que hemos alcanzado, uno de los más precarios de Europa.

M.P.: Además pretenden hacer la reforma sin convocar un referéndum.

D.M.R.: Yo no soy un experto en derecho constitucional pero poseo cierto sentido común. Un parlamento moribundo como éste y un gobierno muerto encabezado nominalmente por alguien que ya renunció a dirigirlo, no tiene legitimidad alguna para pretender reformar la constitución en dos semanas y a tres meses de unas elecciones. Además, si a esto unimos la movilización de la ciudadanía, especialmente los jóvenes, exigiendo democracia real y mostrando la indignación, una movilización que ha llenado durante semanas las plazas de todos los pueblos, su ilegitimidad aparece aún con mayor claridad. El gobierno socialista y su aliado popular nos hacen ver que organismos no democráticos como el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional o determinados gobiernos extranjeros han de ser obedecidos de inmediato, mientras que la ciudadanía puede ser despreciada olímpicamente. La verdad es que, realmente, la decisión es más bien del Partido Popular con el apoyo de Rodríguez Zapatero, puesto que estamos ante la constitucionalización de uno de los principios más queridos por la derecha más dura, cuyo laboratorio de ideas radica en la FAES. Rajoy gana esta batalla porque, primero, impone su política, y, segundo, cuando gobierne y practique políticas antisociales siempre podrá ampararse en que es la constitución la que lo obliga, precisamente por la “reforma Zapatero”.

M.P.: El argumento que esgrimen es que se trata de una reforma no sustancial y que, por tanto, no es preceptivo el referéndum.

D.M.R.: Sin ser un experto, como lo que le decía, no me parece que se trate de un asunto menor. Esta reforma va a condicionar todo el título correspondiente al modelo socioeconómico, aprovechando los límites que la democracia española tiene, una de las menos participativas de Europa. Además, el artículo primero de la constitución actual define a este reino como “un estado social y democrático de derecho”. Lo del “estado social” queda más que en entredicho. Por otra parte asombra ver cómo nunca han querido tocar la constitución, tratándola como un buen judío trataría al “Pentateuco”, alegando que era fruto de un gran consenso. Todo había de ser lento, pausado, hasta conseguir un nuevo consenso que no parecía llegar nunca. Y ahora ese libro sagrado se puede modificar sin consultar al pueblo y en cuatro días.

M.P.: Aún cabe la posibilidad de que veinticinco diputados exijan un referéndum.

D.M.R.: No se moleste en seguir el tema porque no los va a haber. Para eso tendríamos que sumar entre todos los diputados del PSOE y del PP unos quince demócratas, y no los hay. No se va a dar el caso de Mark Hatfield. En el año 1996 el Partido Republicano planteó en el congreso de los Estados Unidos una enmienda a la constitución para que se prohibiera el déficit presupuestario. Hatfield, un viejo republicano, votó en contra porque consideró que se estaban perjudicando las políticas sociales, a las que él consideraba un triunfo de las clases populares y un fruto de la democracia norteamericana.

M.P.: ¿Hay estudios que contrasten que esta medida de introducir topes de déficit en la constitución contribuyan a arreglar el problema?.

D.M.R.: Yo no conozco ninguno, aunque yo no lo sé todo. Pero sí conozco el ejemplo más claro: el de, sin ir más lejos, Alemania. Este país incumplió los compromisos sobre el tope del déficit e incluso incumplió también el de endeudamiento pactado en Maastricht, tope impuesto, precisamente, por la misma Alemania. Pese a ello, consiguió una suspensión temporal de los compromisos. Más tarde, creo recordar que en el 2009, Alemania hizo una reforma constitucional muy parecida a la que ahora quieren llevar a cabo Rodríguez Zapatero y Rajoy, pero volvió a incrementar su déficit de una forma importante. Sin embargo, los mercados siguen creyendo en la fuerza del bono alemán.

M.P.: Entonces usted no cree que esta medida sea eficaz.

D.M.R.: Es posible que en un corto plazo contribuya a paliar el problema, pero no sólo no lo va a resolver sino que, a largo plazo, puede ser la gran rémora del desarrollo. El gasto del sector público español se corresponde con el propio de una economía mucho menos desarrollada que la española, por cuanto el PIB per cápita es hoy de un 95 por ciento de la vieja Europa de los quince mientras que aquel gasto es de poco más del 70 por ciento. No es cierto ese sambenito que tanto predican algunos, Rajoy repetidamente, de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Es todo lo contrario: nos han tratado muy por debajo de las posibilidades del nivel de desarrollo económico.

M.P.: Entonces, ¿no es excesivo el peso del sector público en España?.

D.M.R.: Por supuesto que no lo es. Lo que pasa es que a los desreguladores de la derecha más salvaje de Europa, entre la que milita la española, toda presencia de lo público les parece “excesiva”. Por ejemplo, en España está en el sector público uno de cada diez trabajadores, mientras que en Suecia se encuentra en ese sector uno de cada cuatro. Otra cuestión es que haya mala gestión en algunos casos, prácticas corruptas en otros y un etcétera de dimensión más o menos grande, pero eso es otra cosa y se resuelve de otras maneras. El sector público español no es descomunal sino que se encuentra muy poco desarrollado.

M.P.: Argumentan que esta reforma es necesaria porque, pese a todas las reformas introducidas, los mercados no han parado de acosar a la economía española.

D.M.R.: Vayamos por partes. Eso que llaman “los mercados” son movimientos especulativos que trabajan en el corto plazo. Por eso precisamente es por lo que no tiene sentido reformar toda una constitución que, por definición y vocación, es una norma para estructurar un estado durante muchos años. Además cabe preguntarse si es que la crisis ha seguido porque las reformas han sido escasas o si la crisis se ha alimentado de esas reformas. Por ejemplo, si en mayo de 2010 la prima de riesgo de España se situaba en 130 puntos básicos, a mediados de agosto de 2011, tras las reformas, llegaba a los 400. Y cuando Rodríguez Zapatero anunció nuevas reformas de la misma naturaleza que las anteriores, anduvo rondando los 500 en tan solo una semana. Y lo mismo vimos en Portugal, Irlanda, Italia y Grecia.

M.P.: ¿Qué hacer entonces?.

D.M.R.: No es fácil acertar plenamente, pero sí podemos evitar el error permanente. Y nuestros gobiernos llevan errando desde hace dos años. Cuando se habla de “hacer los deberes” al primero al que se le debería recordar que no ha cumplido con su obligación es al Banco Central Europeo y, muy específicamente, a su presidente Trichet. Hace ya más de un mes que debería el banco haber anunciado la compra del “stock” de deuda española e italiana, mostrando a los mercados la solvencia de la Unión Europea. El euro tal vez se depreciaría pero, aparte de hacer ganar competitividad en el comercio internacional, actuaría como una quita silenciosa frente a los acreedores. Pero el problema está en que Trichet no está al frente de un banco central, sino de una especie de oficina de control de precios, conforme a su mediocre visión política y su trasnochada política monetaria. Algo parecido se podría decir de Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España. Se trata de un burócrata –de los mejor pagados del mundo- al que tan solo le quedan competencias para velar por la salud del sistema bancario español y que no se enteró de nada de lo que estaba pasando, seguramente porque andaba más ocupado en pedir flexibilización del mercado laboral y recorte del gasto público. De hecho, tanto Trichet como Fernández Ordóñez, se han preocupado más de criticar a las comunidades autónomas, de impulsar los contratos desregulados o de cantar las bondades de los convenios colectivos de empresa.

M.P.: ¿No es un problema la lentitud de la aplicación del acuerdo europeo del 21 de julio?.

D.M.R.: Ese acuerdo no aborda los problemas en su verdadera dimensión ni con la profundidad debida. No es cierto que el problema se encuentre en que los mercados exigen una mayor celeridad en su puesta en marcha. El problema es la debilidad de la Unión Europea. Sólo con un Banco Central Europeo que actúe como tal, en el seno de una Unión Europea que se muestre firme y cohesionada frente a los especuladores, se podrá frenar esta espiral infernal. Cuando las fuerzas del mercado se desbocan, lo más contraproducente es seguir sus normas de juego porque, de hacerlo, se desbocarán más. El acuerdo del 21 de julio alimenta esa espiral. Lo que hay que hacer es oponer una fuerza de signo contrario y eso requiere la firme intervención pública, a través del Banco Central. La solución no está en los rescates ni en los créditos entre estados. Muchas veces, para apaciguar tensiones sociales o frenar reivindicaciones, se nos cuenta la cantinela de que “el dinero es miedoso”. Eso es verdad, pero tiene miedo a muchas cosas, no solo a los sindicatos reivindicativos o a las fuerzas emergentes. Los especuladores temen a las instituciones democráticas y por eso tratan de debilitarlas. Una política activa de la Unión Europea a través del Banco Central haría temer a los especuladores que sus ganancias de hoy se conviertan en pérdidas mañana. Esa es la política que siguen Estados Unidos y el Reino Unido, y por eso, pese a todo, aguantan mejor los ataques especulativos. Por el contrario, cumplir con los deseos de Merkel y Sarkozy, como plantean Rajoy y Rodríguez Zapatero, sin contar con eurobonos ni con política económica común, es echar un freno potentísimo a la construcción de Europa, tal vez con consecuencias irreversibles.

M.P.: ¿Y por qué no se plantea esa política europea que usted dice?.

D.M.R.: Fundamentalmente porque la canciller Merkel, con su miopía neogermanista, está jugando a un populismo en el que está bien visto eso de no ayudar a los “vagos” del sur. Si las cosas continúan por esta senda podríamos ver a España e Italia siguiendo los pasos de Grecia y Portugal. Eso llevaría al euro a una situación muy difícil y, en su caída, la moneda arrastraría a Alemania. Mientras Merkel y su gobierno no quieran enterarse de que la unión monetaria está a punto de romperse y no tomen conciencia de que Alemania es la gran beneficiaria de esa unión monetaria, seguiremos igual. Por eso es necesario que Rodríguez Zapatero y Rajoy se dejen de tonterías dialécticas en la Carrera de San Jerónimo y se dediquen, con otros políticos periféricos, a sacar a Merkel de su ensimismamiento suicida y a hacerle ver la bondad de la intervención. Los especuladores saben que los estados de la eurozona están incapacitados para actuar y que la unión monetaria se desangra en sus contradicciones, así como que tienen aseguradas las ganancias mientras no haya una fuerza que se les oponga.

M.P.: De todas formas, sí es verdad que los indicadores económicos cada vez son peores.

D.M.R.: Efectivamente, y mucho peores que antes de tomar medidas. Por cierto, ¿qué sabemos de Islandia?. Allí no se tomó medida alguna: se dejó caer a los bancos y, previo referéndum, se decidió no pagar la deuda. Comprendo que es un país pequeño, con poco peso en la economía mundial, pero mi pregunta sigue en pie: ¿por qué nada se dice de Islandia?. Pero lo que el común de la gente no sabe es que nos encontramos ante un caso típico de profecía autocumplida. La mayoría de las operaciones que llaman “de mercado” no obedecen a transacciones reales sino a simples apuestas. Cuando un jugador que no es “mano” corta el “mus”, suele envidar a “chica” y a “grande” simultáneamente, con lo que siempre hace temer a los contrarios por un fatídico “duples” o por un “juego” de su compañero. En este juego financiero, mediante los CDS, seguros que protegen ante la caída del bono, los especuladores apuestan a la subida de la prima de riesgo de los bonos, mientras que, paralelamente, es la propia intervención de esos especuladores lo que provoca la subida.

P.M.: Sé que es una pregunta un tanto estúpida pero, ¿alguna receta?.

D.M.R.: Mirando alto y lejos, la única receta posible es trabajar para cambiar este modelo económico, insostenible social y ecológicamente. Pero a día de hoy cabe exigir algo muy sencillo: incrementar los ingresos del estado y hacerlo equitativamente. Los ingresos públicos representan en España poco más del 30 por ciento del PIB, mientras que la media europea alcanza el 45por ciento, y Suecia anda en torno al 55. Además, en España no existe un impuesto sobre la renta, sino un impuesto sobre el salario, como queda reflejado en que, en términos promedios, los trabajadores pagan más impuestos por renta que los empresarios que los contratan.


















Comentarios

  1. Yo siempres pensé que la xente taba adormecío hasta que-yos tocaren les perres, pero non, tamién cuando-yos les toquen, seguimos ensin salir a la cai.

    Sí, ye verdá, munchos salimos a la cai gracies al movimientu 15-M, onde munchos somos mocedá ainda, pero ¿de qué porcentaxe de la población tamos falando? La gran mayoría sigue votó Cascos-PP-PSOE, y ye clas trabayaora.

    Paez claro per onde pasa la solución colos datos qu'apurres. Más gastu público pa dar trabayu a la xente, y ¿d'u sacamos eses perres pa facer más gastu públicu? De la recaudación d'impuestos a los que más perres tienen.

    Apurro un testu del profesor Navarro nel mesmu sen que fala David:

    "En realidad, España se gasta mucho menos en su sector público (del cual, el capítulo más grande es el del Estado del bienestar) de lo que debiera por su nivel de desarrollo económico. El PIB per capita de España es ya el 94% del promedio de la UE-15, mientas que el gasto público social por habitante (que incluye gasto en pensiones, en sanidad, en educación, en servicios domiciliarios a personas con dependencia, en escuelas de infancia, en servicios sociales, en ayudas a las familias, en vivienda social, entre otros) es sólo el 74% del promedio de la UE-15. Si fuera el 94% (como debiera ser), nos gastaríamos 66.000 millones de euros más en nuestro Estado del bienestar de lo que nos gastamos ahora.
    El problema del sector público (del cual el mayor componente es el Estado del bienestar) no es que sea excesivo, sino que está poco desarrollado. España está a la cola de la Europa social (su gasto público social por habitante es el más bajo de la UE-15). Como resultado de ello, sólo uno de cada diez españoles adultos trabaja en los servicios públicos (primordialmente en los servicios públicos del Estado del bienestar). En Suecia, sin embargo, es uno de cada cuatro. Si en España fueran cuatro, se crearían casi cinco millones de puestos de trabajo, eliminándose el desempleo."

    Con esta reforma de la Constitución Española paez qu'el camín ye nel sentíu contrariu a lo que mentes privilexaes como la del profesor Navarro o David Rivas aconseyen.

    Otra cosa que fai muncha gracia ye cómo nos vienden a boca enllena lo de que "la Constitución ye lo que xune a tolos españoles", "ye'l gran testu de consensu d'España", "ye un arguyu pa la gran nación" y dempués, dacuando hai coses daveres a reformar como la monarquía, la obligación de facer referendums pa les grande cuestiones que nun foron nel programa eleutoral o'l drechu d'autodetermín, dícenmos que nun se pue reformar pero refórmase pa lo que-yos obliguen "los mercaos" ensín nenguna consulta.

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  2. Esto sigui siendo mui significativo. ¿Por qué naide opina de custiones económiques? El blogue de DMR tien una media de 20 comentarios y llega a 60 con asuntos de la llingua o de la xunidá imposible. Y ye raro: ¿nun diz la izquierda que lo importante ye lo económico? ¿por qué entós la xente de la izquierda asturiana namás paez tar interesada en gaites y lliteratura? ¿Ye que namás que DMR ta esmolecíu polo económico nesti movimientu, si ye que ye un movimientu?

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  3. Tan mui ocupaos en Gaza o en Cuba.

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  4. Probablemente, Vampirella, ye que en cuestiones economiques ye per dificile lleva-y la contraria a David. Lo que diz suel dir a misa.

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