Hacia un nuevo modelo de negociación colectiva


Enrique Arenas. “El Comercio”, Gijón, mayo de 2011.

Los agentes sociales se preparan para abordar una nueva era en la negociación colectiva, más estructurada, articulada y eficaz, que sea útil a los trabajadores y a las empresas y consolide la recuperación económica. El modelo que ha estado vigente en las tres últimas décadas ha mostrado en esta crisis graves carencias y síntomas de agotamiento.

España ha generado al menos dos millones y medio de parados desde comienzos de 2008, lo que le llevó a duplicar la tasa de desempleo mientras que la mayor parte de los países europeos iniciaban la senda de la recuperación sin grandes empachos. Asturias no ha sido una excepción y aunque su tasa de paro -el 15,97% de media en 2010- es inferior a la del conjunto nacional, prácticamente duplica a la de hace tres años. De hecho, la región ha pasado de los 40.100 parados con que cerró 2007 a los 76.800 del pasado ejercicio.

Algunos economistas apuntan hacia la negociación colectiva como origen del ineficiente funcionamiento de nuestro mercado de trabajo que se traduce en el uso intenso de la contratación temporal en los momentos de crecimiento y en un aumento del paro muy superior al que se registra en los países de nuestro entorno durante las recesiones.

Las patronales CEOE y Cepyme y los sindicatos son conscientes de la necesidad de reformar el actual sistema de negociación colectiva para que las crisis cíclicas del sistema no sigan desembocando de forma inevitable en un desmedido aumento del desempleo y todo lo que esto conlleva para las finanzas públicas: menos ingresos y más gasto en desempleo y ayudas sociales.

La negociación de la reforma colectiva tiene un claro protagonista: la flexibilidad y una propuesta incómoda para las centrales y con la que no contaban: el cambio del sistema salarial ligado a la inflación que ha estado vigente hasta ahora por otro que apuesta por la productividad para incentivar a los trabajadores.

Aunque la tasa de paro ha tenido en Asturias durante la crisis una evolución más favorable que en el conjunto del país los expertos no atribuyen este dato al actual modelo de negociación colectiva sino, fundamentalmente, a contar con un importante tejido industrial.

El investigador del Instituto de Análisis Económico (CSIC), Ángel de la Fuente; el profesor titular de Estructura Económica de la Universidad Autónoma de Madrid, David Rivas; el director de la cátedra de Capital Humano y Empleo de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Florentino Felgueroso; el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Oviedo, César Rodríguez; el también catedrático de Economía y Premio Príncipe de Asturias, Juan Velarde y el presidente del Colegio de Economistas, Miguel de la Fuente, opinan sobre los términos más destacados de la reforma.

Más flexibilidad no significa sólo poder despedir más fácilmente, sino que las empresas puedan reaccionar de forma distinta ante una crisis. Es la opinión del economista Florentino Felgueroso para quien lo importante de la flexibilidad es que las empresas puedan poner en marcha mecanismos no tan traumáticos, como la movilidad, los ajustes de salarios, horarios u otras posibilidades, ante una crisis. También Ángel de la Fuente opina que «es bueno que se llegue a acuerdos con los sindicatos y que se diga que en vez de despedir va a haber situaciones más flexibles». «Necesitamos flexibilidad y que se abra el mercado», completa Juan Velarde. Más cauto se muestra David Rivas, para quien «una flexibilidad total supondría eliminar las categorías y funciones y que allá donde haya varios centros de trabajo la movilidad fuera total». Para el profesor, «las empresas lo reclaman como si fuera una necesidad a la producción flexible, cosa que no es cierta».

César Rodríguez considera que los convenios podrían tener una vigencia máxima de uno o dos años, pero incide en que lo importante es que la reforma que está en marcha consiga la capacidad de «renegociación». No es el único economista que aboga por recortar la vigencia de los convenios. Miguel de la Fuente tilda de «barbaridad» un convenio a tres años. «Como mucho deben durar un ejercicio», asume.

De ahí que Florentino Felgueroso vea «muy lógico» que las empresas quieran eliminar la ultraactividad de los convenios, es decir, la prórroga automática de los mismos una vez expire su vigencia hasta la firma de un nuevo pacto. Para Ángel de la Fuente, por su parte, la ultraactividad tendría que desaparecer porque «es un asunto bastante disparatado» y porque «en época de crisis lo lógico es que haya nuevos acuerdos y que , por ejemplo, los salarios vayan a la baja». Sin embargo, cree que no puede desaparecer de forma radical, sino «dejando una prórroga tras el vencimiento que podría ser de un año». David Rivas vuelve a discrepar en este asunto y considera que «con su eliminación pretenden anular gran parte de los derechos que los trabajadores consiguieron incluso con sangre y lo peor es que parte de la izquierda lo acepta».

La mayor parte de los expertos consultados opinan que el descuelgue es «muy razonable», pero también señalan que «lo ideal sería no tener que aplicar los convenios del sector». Es el caso de Ángel de la Fuente quien recuerda que en la crisis de los 80 empresas que podían haberse salvado tuvieron que cerrar porque no pudieron descolgarse de los convenios sectoriales. «La aplicación indiscriminada de los convenios territoriales entre las empresas de un sector productivo homologa los costes laborales y los hace insensibles a las diferentes existentes entre ellas (grandes, medianas, pequeñas...)», explica Rodríguez para quien la «insensibilidad» de los convenios a las características particulares de las empresas es «fuente de rigideces» y perjudica la competitividad en sus mercados.

¿Pero cuál es la fórmula para tener éxito? «Dividir más los convenios colectivos para que sean de ámbitos más locales», concluye Velarde. Opinión que comparte el presidente del Colegio de Economistas de Asturias quien recuerda que si a las empresas les damos «más flexibilidad» en caso de crisis no acudirán tanto a los despidos. Florentino Felgueroso, por su parte, opina que «hay que dar más pasos adelante para que el descuelgue sea más fácil todavía y David Rivas advierte sobre la necesidad de evitar que haya abusos y que las empresas no sólo dejen de aplicar el incremento salarial pactado, sino todas las condiciones laborales.

¿Cuál será en el futuro la variable que marcará lo evolución de los salarios? ¿El IPC o la productividad? Aunque este asunto podría ser aparcado en la actual negociación de la reforma de los convenios, está encima de la mesa con todas sus consecuencias. Para Miguel de la Fuente la conclusión es clara: «ligar salarios a productividad es lógico y normal, para lo bueno y para lo malo». También Velarde se muestra partidario de moderar salarios con arreglo a la productividad porque, argumenta, si no cada vez seremos menos competitivos. Para Rivas, sin embargo, aplicar la productividad a los salarios es complicado porque «la productividad no depende de los trabajadores, sino del empresario que es quien tiene los medios como capitalización o formación continua». Para Ángel de la Fuente el asunto también «es complicado». Según señaló, «si la productividad la pudieras medir bien sería lo más correcto, pero no es fácil hacerlo. Lo mejor sería un intermedio pero, en todo caso es preferible aplicar el IPC europeo.

Otros economistas coinciden en que aplicar el IPC conlleva más inflación. Y es que las cláusulas de revisión anual de salarios en función del IPC que recogen algunos convenios se aplican independientemente de que las ventas o los productos estén aumentando o disminuyendo. Como muestra, el convenio de la construcción que se negoció para el periodo 2007-2011 con una cláusula de revisión que preveían unos incrementos salariales anuales del 3,5% para 2008 y 2009, lo que permitió a los trabajadores obtener una ganancia de poder adquisitivo superior al 4% en esos años.

La desaparición de la ultraactividad llevaría a la aparición de una nueva figura en el panorama de las negociaciones colectivas: el árbitro o mediador, una persona con conocimientos y experiencia suficiente para poder aunar criterios y dar una solución a las controversias. David Rivas opina que el problema en este caso es el laudo de obligado cumplimiento porque «ello podría significar vaciar de contenido la acción sindical y el derecho de huelga». Por otro lado cree que «en España no hay árbitros imparciales porque está todo politizado en el peor sentido de la palabra». Florentino Felgueroso, por el contrario, cree que la figura del arbitraje «es muy importante pero tiene que ser personas con características muy concretas y me temo que no habrá árbitros suficientes».

Para David Rivas «es deseable que haya convenios de ámbito superior que establezcan mínimos de referencia a superar en los convenios de niveles inferiores» y Ángel de la Fuente cree que «alguna referencia sectorial debería haber». Felgueroso, sin embargo, cree que «son buenos, pero el problema no es el sector, sino el ámbito territorial o autonómico o provincial y este último es la peor estructura». A medio plazo, coinciden Rodríguez y Velarde, podría diseñarse una nueva negociación colectiva basada en dos rondas negociadoras. Algo semejante a lo que existe en el modelo alemán. En la primera ronda, los convenios de sector afectarían únicamente a las empresas y trabajadores pertenecientes a las organizaciones firmantes de los mismos. En una segunda, cabría la posibilidad de extender esos beneficios al resto de trabajadores. De hecho, apostilla el catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, la inmensa mayoría de las empresas obligadas por un convenio optan voluntariamente por extenderlo a sus trabajadores para no crear situaciones de discriminación que pueden ser conflictivas.

Para Florentino Felgueroso los convenios de empresa «son importantes» pero, según señaló, «estamos en el país con menos convenios de empresa de Europa». Para el economista es importante tener la posibilidad de negociar un convenio propio en cada empresa al margen de lo que indique el convenio del sector. Ángel de la Fuente, por su parte, considera que «los convenios de empresa hacen más fácil el descuelgue y que la empresa negocie directamente con los suyos es lo preferido. La negociación a nivel de empresas se practica, sobre todo, según recuerda Rivas en grandes compañías que tienen sus propios convenios y condiciones laborales. Según explica, su traslación mecánica a otras empresas supone la atomización de las relaciones laborales.

Para Florentino Felgueroso es muy importante que la reforma de los convenios colectivos influya en este terreno porque «muchas empresas tienen menos de seis trabajadores y carecen de representantes». Según señaló, las pymes «están bastante al margen y son las que más restricciones tienen en los convenios de sector. Además son el eslabón más débil ya que en ellas es donde suele haber más jóvenes, mujeres e inmigrantes». David Rivas defiende los convenios «supraempresariales» para estas empresas y Ángel de la Fuente apuesta porque haya un convenio específico para las pymes.

Comentarios

  1. Llámame l'atención que, dempués de 70 entraes, naide opine. Esi ye'l problema. El nuesu asturianismu sabe de too, d'isogloses, d'apostrófos, de neutro materia. Pero nunca opina de lo que DMR fala nesta especie d'entrevista. Igual ye porque nun sabe. Pues si ye verdá que munchos d'ellos son comunistes o socialistes nun hai dios que lo entienda. ¿Ye que naide quier entrar nesto?, ¿toos marchen pa ser solidarios con Palestina?, ¿naide va quedar equí? Paez ser que DMR sigui equí. ¿Qué pensar?

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  2. Hola a toes y toos. Llámome Paco Iglesias y soi militante de la CSI.
    Ye verdá. Nos temes llaborales l'asturianismu naide entra. Y camiento que nun tien ná que ver eso de ser comunista o socialista, sinon que tien que ver con que l'asturianismu nun ta presente, non sólo nos sindicatos, sinon, en xeneral, nel mundu llaboral. Pero bono, esi ye otru tema. ¡Vamos al turrón!.
    Voi cincar dellos temes y, si vos peta, podemos dir faciendo un alderique en sucesives entraes.
    1-Plantegar comu nuevo lo de la flesibilidá de categoríes y movilidá nos centros de trabayu, ye de guasa. Yo trabayo na costruición y, por necesidaes productives, toi na mesma obra que muncha xente del metal y les empreses ausilares (ye dicir, miles d'empreses namás n'Asturies), y cualisquier oficial de primera fae trabayos de peón y alrevés. Pasamos per decenes d'obres y tayos al añu: nun ye qu'hebia movilidá, ye que nun duramos nuna obra quince díes siguíos (y la xente de los seutores de llimpieza, hostelería, atención a la discapacidá, xeriátricos..., ¿pa qué vos voi cuntar). Y esto lleva pasando dende hai décades.
    2-Lo de la vixencia'l conveniu (que si dos años, que si tres, que si cuatru, que si seis meses...). ¿qué más da si los convenios nun se cumplen nin nun 30%?, ¿qué más da si los sueldos xuben o baxan, non sigún el IPC nin los resultaos económicos de la empresa, sinon que la puñetera realidá ye que, por exemplu, na costruición n'Asturies ta cobrándose anguañu, en munches ocasiones,900-1000€ por 45 hores selmanales?.
    3-El famosu descuelgue de los convenios. De verdá que la cosa ye pa partise'l pechu de risa. Baxái al tayu y yá vos daréis cuenta que'l descuelgue esi famosu yá va años que ye una realidá.¡Que non!. ¡Que la patronal nun tien necesidá de qu'hebia una llei que-yos permita desencolingase de los convenios!. ¡Que los empresarios siempres tuvieron descolgaos de los convenios y siempres tienen la capacidá de desencolgase cuando-ys pete!.
    4-Lo del conveniu de la costruición del 2007-2011 tien cantu: ¿asina que convenios comu ési permitíeron a los trabayadores algamar un poder alquisitivu de más del 4%?. Claro, eso sedríe si les cláusules de renovación automática se ficieren realidá nes nómines de los traayadores. ¿Sabéis lo que ficieron los empresarios de la costruición?: conxelar los salarios de los trabayadores pola puta cara. Y si nun te gusta, pides la cuenta y marches pa otra empresa. Y dicho sea de pasu: hai un ERE encubiertu na costruición que n'Asturies llevó al seutor a pasar d'unos 30.000 puestos de trabayu a pocos más de 15.000. ¡Toma capacidá alquisitiva!.
    5-Lo del árbitru o mediador nos convenios: tien razón David en que puede llevar a perder drechos sindicales y yo nun toi por ello. Pero ¿qué ye, qu'eso nun esiste yá?, ¿qué son los EREs o los Concursos d'Acreedores?, ¿Nun son los árbitros o"alministradores" los que deciden?. Nestos casos (que son millares sólo n'Asturies) yá nun ye que supriman drechos sindicales, ye que lo que suprimen ye la empresa y los puestos de trabayu.
    6-Los convenios d'empresa: na CSI ponémonos a tremar ca vegada que tenemos un conflictu nuna empresa con conveniu propiu. Nun son más que galimatíes y enguedeyos que nun respuenden a condiciones especiales de la empresa dientru d'un seutor (comu deberíe ser), sinon a negociaciones perconcretes del empresariu colos sindicatos. Son campu abonáu pa les mafies sindicales de CCOO y UXT. Negóciase cualisquier condición llaboral a cambiu de categoríes y enchufes pa los sos afiliaos y de lliberaos y puestos privilexiaos na direición de les empreses pa los sos dirixentes (que, de pasu, lleven un bon plizcu'l pastel). Bono, lo de facer contratos presonales, yá nin vos cuento.

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  3. Paco Iglesias II4 de junio de 2011, 2:58

    Camiento qu'en too esto del alcuerdu sobro la negociación coleutiva, de lo que se trata, nel fondu, ye de llevar a rangu de llei lo que yá ye una práutica xeneralizada.

    Podía siguir asina con un cientu de coses más. Pero sólo dos apuntes más:
    1-Cola comedia de fuelga xeneral escontra la Reforma Llaboral y la firma de la Reforma de les Pensiones, CCOO y UXT algamaron la continuidá de les sos sovenciones direutes y al traviés de los cursos de formación, que ye de lo que viven. Y, de pasu, unos 25 millones d'euros d'inyeicón direuta (ingresaes nes sos arques direutamente cuandu entá nun teníen finaes les negociaciones de la Reforma les Pensiones. ¿A que manca, eh?.
    2-David defende los convenios supraempresariales pa les empreses de menos de 6 trabayadores. Yo entiéndolo y paezme que tien bona intención porque camienta qu'estos convenios pueden ser un paragües pa esta xente que nun tien defensa denguna delantre l'empresariu. Pero esto tien una trampa. David, ¿sabes en lo que tan pensando CCOO y UXT y lo que, de verdá, tan negociando con esto de la "negociación coleutiva?. Bono, pues si son tantos miles de trabayadores los que tan ensin representación sindical, vamos ensamalos comu si fueren una "empresona" y a mí (ye dicir, a CCOO y a UXT) vas danos tantos delegaos sindicales, ello ye, tantos lliberaos, comu me correspuenderíen si toos esos trabayadores tuvieren nuna sola empresa. Esto apareya miles de delegaos sindicales y, pola acumulación d'hores sindicales, supón miles de lliberaos más.
    Y van firmar l'esaniciu la negociación coleutiva si-yos dan esa cantidá delegaos y lliberaos(con toles hores sindicales acumulables y demás privilexos...).
    Bono, pidovos disculpies pola llargura'l comentariu, pero tomeme esta llibertá porque repeto munchu esti blog y namás entro cuandu camiento que teo daqué qu'aportar. Y esta vegada parecíame qu'había coses que dicir. Un saludu a toes y toos.

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  4. Opinar del tema llaboral da pa una enciclopedia. Del incumplimientu de los convenios dase desigualmente en cada empresa y dependiendo del compromisu reivindicativu de los trabayadores. Lo normal que yo conozo ye que la xente calla por mieu a represalies y los compañeros del que tien problemes tamién o hasta allégrense (sí lleistis bien) d'ello. Cuando hai tantu paru y xente dispuesto a trabayar de baldre y ensin drechos con tal d'entrar nuna empresa (sí seguís lleendo bien) ye revesoso pa los trabayadores y los sindicatos echar alantre propuestes. Nun ye nada raro que la propia plantilla d'una empresa ponga pingando a los delegaos sindicales por reivindicar coses. Tamos delantre d'unes dómines onde los drechos llaborales van dir reculando hasta nun se sabe qué llendes. La xente sigui siendo a lo de so (¿qué tal va lo mío?. Lo "mío" non lo del colectivu trabayadores de la empresa ye una frase que los sindicalistes tán fartucos d'escuchar). Bono, y déxolo yá. Saludos.

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  5. Gracies, Paco, poles desplicaciones. Ye un poco llargo, ye verdá, pero hai coses que namái pueden desplicase con una bona argumentación. Van venime mui bien les tos reflexones porque, como sabes y saben toos, los asuntos llaborales nun son la mio especialidá y desconozo muncho. Na entrevista dixe munches más coses pero paezme que'l periodista recoyó bastante bien l'aire, la idega central.

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  6. Xanu, ties tola razón. La fras "¿qu'hai de lo mio?" sopelexa mui bien la situación. El día que volvamos al "¿qu'hai de lo nueso?" entamaremos el surdimientu.

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  8. Discúlpanme si faigo d'abogáu del diañu, pero ye que munches de les propuestes (impuestu de patrimoniu, sucesiones, tipu máximu IRPF) que suenen nes places d'Asturies y d'España pa un documentu de mínimos, anque lloables, suénenme a moyaes cartes a los Reis Magos. Nacionalizar los bancos trai faese cargu del so furacu y de los sos tóxicos. Que devuelvan el dineru público implica la so quiebra y corralito a l'arxentina. Dación en pagu o poner les viviendes al mercáu tamién implica quiebra de los bancos. Tasar les transacciones financieres o progresividá fiscal implica fuga de capitales. Reestructurar la delda esterna española -default- implica tornar a la peseta y dexar la economía europea bien maltrecha como pocu.

    Nun ye una cuestión de que falte'l dineru pa sanidá o educación. Ye que nun hai mecanismos efectivos por que los que sí lo tienen lo suelten. La socialdemocracia como modelu económicu foi posible nunes circunstancies históriques bien específiques, eso ye, sofitándose nun delicáu equilibriu ente capital y trabayu a nivel estatal tal como se dio nos países occidentales al términu de la Gran Guerra. Ellí les presiones de los sindicatos teníen sentíu y yeren efectives, porque había pocu trabayadores y "l'amenaza bolchevique" yera bien presente: pa compensar, los partíos burgueses tuvieron qu'ufiertar un gran poder políticu a partíos socialdemócrates y sindicatos – la consecuencia económica ye la transición del lliberalismu al keynesianismo, que con tal d'evitar depresiones defende la progresividá fiscal y l'intervención estatal de la economía, esto ye, el modelu socialdemócrata. Pero un Estáu deficitariu implica un Estáu que contraxo delda -que ta en delda- con precisamente aquellos que tien que fiscalizar. La otra opción ye estabilidá presupuestaria: ¡retayos!

    En función de la ideoloxía, va dicise que fueron les conquistes de les lluches trabayadores o la crecedera del mercáu lo que xeneró un espectacular aumentu del bienestar xeneral. Da igual; el fechu ye que finó por xenerar una amplia clase media a partir d'una sociedá bien polarizada en dos clases. En ciertu mou, yera'l trunfu de la socialdemocracia: una sociedá con una clase media fuerte ye lo más paecío a una sociedá d'una sola clase (el comunismu) que va poder haber. Pero la so mesma victoria foi l'entamu de la so derrota – la cayida del telón d'aceru xingólo tou: agora resulta que'l capital ye bien fluyíu y tremendamente difícil de fiscalizar -aumenta'l tributu de les SICAV en País Vascu y colen toes pa Madrid-, coles mesmes que la demanda de trabayu amontóse hasta'l puntu de que mercar derechos llaborales sále-y al empresariu global a preciu de saldu -un informáticu indiu faite lo mesmo per una quinta parte de sueldu asturianu-, la deslocalización como amenacia siempres a mano.

    L'equilibriu de fuerces decantóse con ganes haza'l capital y asina la socialdemocracia caise a cachos, demientres los trabayadores son espectadores fatos de cómo les conquistes de los sos güelos son liquidaes una a una “porque asina lo manda'l mercáu” y los derechos fundamentales son puestos en dulda por monos con bates de béisbol. La progresividá fiscal, enantes algamable a nivel estatal, agora namá tien sentíu si ye a nivel internaciona: fai falta un poder político global que faiga frente a un poder económico global, como piden munchos. Internacionalización, esixen. Pero recordemos que l'esperimentu d'institución política supranacional más cercanu que tenemos -la Unión Europea- ye un ente opaco y poco democráticu col que nos colaron midíes como Bolonia o les directives de la vergoña y de les 65 hores. Los partidarios de la internacionalización del poder políticu como métodu democráticu tendríen que tener en cuenta esta verdá de la bona: a midida que xubimos niveles de decisión, los ciudadanos d'a pies perdemos poder de influencia y ganen los lobbies.

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  9. Daveres, los pidimientos de los internacionalistes diríen na tónica xeneral: atopamonos delantre d'una transición d'un Estáu de bienestar de capital nacional y públicu a unu de capital internacional ya priváu, colos sos Zaras, H&Ms, Ryanairs, IKEAs, Endesas y etcétera, onde améstase lo público colo privao y resulta que DSK, violador y director del FMI, ye socialista, y los cabezaleros del mercáu financieru (y tantos otros: enerxéticu, alimentariu) son escoyíos ente los mesmos cabezaleros, comoremembra Inside Job. L'enclín ye escontra un empobrecimiento xeneralizáu de la clase media -causa real de la indignación 15M- y l'imposición d'un neofeudalismo del capital: élite políticu-económica versus una masa de trabayadores precarios con derechos low-cost. La dicotomía ente priváu y públicu del sieglu XX dio pasu a la dicotomía ente global y local.

    Ye precisu, poro, aportunar na necesidá d'alcontrar en desterciu de globalizar y llevar l'alderique nel terrén onde'l ciudadanu mediu tien poder efectivu de decisión. La sociedá ye una correlación de fuerces y tenemos que ser conscientes d'ónde cai l'algame de la nuesa, cómo efectuamos pequeñees cesiones de poder no cotidiano: con una cuenta de creitu o una hipoteca nun macrobanco o mercando nun hipermercáu o nuna gran superficie asitiámonos na base de la pirámide, sosteniéndola, na punta de la cual tán los pexes gordos/mafiosos calabreses a los qu'agora esiximos -meyor dichu, clamiamos- que paren los sos retayos. Pa poder axustar y esixir, fai falta una posición de fuerza, que nun namái s'algama con manifestaciones o fuelgues en tiempos de crisis, sinón tomando conciencia de les nueses relaciones económiques diaries y camudándoles: banca ética (http://www.proyectofiare.com/), cooperatives de consumu alimentario, cooperatives enerxétiques (http://www.elpais.com/articulo/cataluna/comuna/vivir/aire/elpepiespcat/20100107elpcat_8/Tes), modelos de cooperatives d'usu pa vivienda ética más colectivizar los servicios públicos (http://www.sostrecivic.org/es), con tal de dexar de depender de les élites, y asina pasar de clamiar a esixir.

    Nesti nuevu contestu, asalariaos, autónomos y pequeños empresarios tamos nel mesmu barcu: nel discursu de fondu fai falta transversalidá en llugar d'un social-estatismu que lo único que fai a la fin ye protexer a les oligarquíes. Eso trai la superación a nivel moral de la figura llaboral del asalariáu (daquién qu'a lo último nun concibe'l productu del so trabayu como mesmu) y del empresariu (que lo espropia), p'apostar por un libremercado de cooperatives (tamién en servicios básicos), conxugando llibertá económica con valores comuñales -democracia económica-, y un modelu políticu de calter asambleariu-federal dende embaxo escontra riba, que bien pue atopase nes actuales dinámiques del movimientu 15M, que yá s'estiende a los barrios de cada ciudá. Esti modelu, de calter esencialmente llibertariu, ye verdaderamente complicao d'algamar, pero yá ye radicalmente distintu de les midíes socialdemócrates -que son directamente imposibles, porque nun hai fuerza efectivo pa llevales a cabu. Ensin dir más allá, la reforma de la llei electoral nun dexa de ser totalmente circunstancial, como diz Faustino Zapico (http://faustinozapico.com/blogue/sobre-la-reforma-electoral/); lo sensible son les estructures de los partíos; los problemes son realmente de fondu.

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  10. Emprobécennos, quítennos derechos y amás dicen que ye inevitable. Tratar de camudar l'imaxinariu, romper cola esclavitú mental de quién se cree a les élites – y eso pasa por arrenunciar a priorizar la seguridá de la vivienda mercada, tan importante en sociedaes tradicionalmente probes y conservadores como la española – porque esencialmente ye entrar en delda con mafiosos calabreses que reconocen abiertamente que son avariciosos y van a pola rodía. ¿Por qué pagar impuestos si van a la Ilesia Católica, a televisiones infumables, a concesionaries d'autopistes que calcularon mal los sos ingresos, a Aves ensin rentabilidá, ayudes a les eléctriques y un llargu etcétera? Somos nós quién sostenemos esa xigantesca pirámide d'estafa social – son les élites les que nos precisen a nós, auténtica fuerza granible, y non al aviesu, tal como diz la so narrativa sistémica. Pero pa desafiase d'estos esquemes mentales neofeudalistas, fai falta iniciativa, autoxestión, auto-organización – espíritu llibertariu.

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