Los antitaurinos triunfan en la Autónoma (Álvaro Huete)

El pasado 4 de marzo tuvo lugar un debate sobre la iniciativa legislativa del parlamento de Cataluña para la prohibición de las corridas de toros en esa comunidad. Tres profesores, uno taurino y dos antitaurinos, expusieron sus argumentos durante casi dos horas. Aquí reproducimos las frases que mejor representan sus posiciones. Conforme a la lógica de las discusiones abiertas, le correspondió iniciar al defensor del espectáculo taurino cada uno de los bloques en los que dividimos la discusión. Creemos que, como resumen, Rivas (Gijón, 1957) y Hernández (Aranjuez, 1969) destrozaron los argumentos, más bien pobres, de López (Murcia, 1955).
Julián López: La tauromaquia es un arte, además de ser una manifestación cultural que hemos heredado desde la antigüedad. El arte del toro está presente en la civilización desde, por lo menos, el helenismo. ¿O no conocemos el arte cretense?.
David M. Rivas: También conocemos la pintura religiosa, llena de crucifixiones y torturas. Si nos guiamos por eso igual nos complace volver a la crucifixión, a ser posible pública, como expresión cultural.
Marta Hernández: Los gladiadores podrían ser una buena herencia cultural de la madre Roma. ¿Por qué no reinstaurar esa excelente práctica cultural?.
Julián López: ¿Vamos a prohibir también la caza?, ¿vamos a prohibir los mataderos?.
David M. Rivas: Nadie va a un matadero a gritar ¡olé! al matarife. La caza no es un espectáculo. Los aficionados a los toros están enloquecidos: o aceptamos su espeluznante espectáculo o, para ser coherentes, no podremos comer pollo.
Marta Hernández: Me niego a discutir sobre estupideces.
Julián López: La Comunidad de Madrid, respetando nuestras costumbres, piensa declarar la tauromaquia como bien de interés cultural. Es una excelente respuesta a lo que está pasando en Cataluña.
David M. Rivas: La liberal Esperanza Aguirre arreglando las cosas por decreto. Que deje las cosas al mercado, que quite las subvenciones a la matanza pública de reses y que el coste para el aficionado sea real. La cosa no aguantaría ni un año. ¿Qué diría John Stuart Mill de todo esto?.
Marta Hernández: Para ser una tradición tan vieja, han esperado a que los catalanes la armaran para darse cuenta. Esto sí que es una campaña anticatalana. Típico, por otra parte. El Partido Popular no sabe dónde se está metiendo. La inmensa mayoría de los madrileños y de los españoles abominamos de las corridas de toros.
Julián López: Mucha gente va a los toros, ¿son todos esos aficionados unos sádicos?, ¿les vamos a negar su libertad de acudir a las corridas?.
David M. Rivas: Utilizar el término “libertad” para estas cosas me parece repugnante.
Marta Hernández: No eran menos los que iban a ver cómo los leones merendaban cristianos o como los herejes ardían vivos. ¿Por qué limitar la libertad de los romanos o de los católicos que quieran volver a esas prácticas?.
Julián López: Si el espectáculo de los toros desapareciera, las dehesas, extraordinarios ecosistemas, se degradarían o desaparecerían. Y se perdería esa especie bravía tan impresionante.
David M. Rivas: Las subvenciones a las corridas de toros son escandalosas por su dimensión. Con la mitad de esas transferencias se conservarían las dehesas e incluso los toros. Por cierto, el toro de lidia no es una especie, sino una subraza, ni siquiera una raza.
Marta Hernández: Ahora resulta que tirar una cabra desde lo alto de un campanario es la condición necesaria para conservar el campanario.
Julián López: El sector del toro genera miles de puestos de trabajo.
David M. Rivas: La prostitución, el crimen organizado y el narcotráfico aporta al PIB miles de millones de euros.
Marta Hernández: Los trabajadores en paro van a ser salvados por los toreros.
Julián López: La tauromaquia es una singularidad española, presente en el sur de Francia y en México y Colombia. Es nuestro deber preservar ese legado cultural.
David M. Rivas: Todas las sociedades han tenido su espectáculo cruel y todas han torturado animales o personas en público. Pero llegó la ilustración y acabó con ello, salvo en España, donde la ilustración fue perseguida sistemáticamente.
Marta Hernández: Muchas veces la singularidad es una aberración. Justificar las aberraciones como singularidades culturales es propio de moralidades aberrantes.
Julián López: En este momento, con la enorme crisis económica que padecemos, los terremotos de Haití y de Chile, las guerras de Irak y de Afganistán, la violencia de género, la gran preocupación parece ser los toros.
David M. Rivas: Los taurinos sólo tienen una neurona: la tauromaquia. Los demás, gente normal, tienen muchas más. La gente es más compleja y se preocupa por muchas cosas. ¡Qué manía tienen algunos con lo que creen que debe preocupar a la gente!. Yo poco puedo hacer en el terremoto de Haití, pero sí puedo votar a un partido que, por ejemplo, quiera abolir las corridas de toros.
Marta Hernández: Si me preocupa la tortura de los animales, ¿debo dejar de preocuparme por las agresiones a las mujeres?. La crisis económica me preocupa pero poco puedo hacer desde un departamento de literatura. En cambio, sí puedo hacer algo por los ancianos que viven solos o contra la barbarie de los toros. Pocos argumentos les quedan a los taurinos.
Julián López: El mundo de los toros ha hecho posible páginas extraordinarias de la literatura: Hemingway, Lorca, Alberti. Y lo mismo en otras artes. Picasso, ¿podemos obviar el arte de Picasso?.
David M. Rivas: La novela negra está llena de geniales psicópatas y de asesinos simpatiquísimos. ¿Qué sería de nosotros sin Jack el Destripador o sin las mujeres violentadas por energúmenos?. Vidas ejemplares para ilustrar a los niños.
Marta Hernández: Lope de Vega tiene una página extraordinaria describiendo cómo quemaron vivo en la Plaza Mayor de Madrid a un niño. ¿Tienen los taurinos alguna sugerencia?.
Julián López: En el fondo, toda esta campaña forma parte de un ataque a España como nación.
David M. Rivas: Si España se presenta ante el mundo como una gran plaza de toros me parece muy bien que se acabe con España.
Marta Hernández: Mi abuelo era muy aficionado a los toros y luchó con la república contra esa España tan cañí y postinera. Afortunadamente, mi familia ha mejorado. Seguimos pensando parecido pero ya no vamos a los toros.
Julián López: La tradición taurina de Cataluña es impresionante. Todo esto es una campaña de Esquerra Republicana para romper con tradiciones que los igualan con el resto de España.
David M. Rivas: En Asturias, mi país, nunca hubo esa tradición sangrienta. Tampoco en Galicia. Hasta Jovellanos lo dejó escrito. Ya me parecía a mí que los gallegos y los asturianos no éramos españoles. Seremos celtas. Roma no pintó mucho por aquellas tierras.
Marta Hernández: España, España… ¿pero no es posible otro discurso?.
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Comentarios

  1. plas plas plas plas plas
    Aplausos tras aplausos!!!

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  2. En Asturias, mi país, nunca hubo esa tradición sangrienta. Tampoco en Galicia. Hasta Jovellanos lo dejó escrito. Ya me parecía a mí que los gallegos y los asturianos no éramos españoles. Seremos celtas. Roma no pintó mucho por aquellas tierras.

    Asina pienso yo

    plas plas plas plas plas

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  3. A mí no me gustan los toros. Pero tampoco las prohibiciones.

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  4. A mí no me gustan las lapidaciones públicas de adúlteras, pero tampoco las prohibiciones.

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  5. A mi no me gustan los duelos por honor, pero tampoco las prohibiciones.

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  6. A mi no me gustan los pajaritos insectívoros fritos, pero tampoco las prohibiciones.

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  7. Hola. Soy el anónimo de la primera ironía (ahora sí firmo) y escribo para el de los pájaros fritos. Como demuestra el post de Rivas, no hay argumento de los taurinos que resista un análisis crítico mínimamente riguroso. Ni el artístico-cultural (porque otras expresiones artísticas o culturales se prohibieron por salvajes), ni el nacionalista español (el de la "liberal" Esperanza Aguirre, que olvida que los antitaurinos también son españoles), ni el ecológico (aunque los toros de lidia fueran una especie se podrían proteger sin necesidad de torearlos), ni el cinegético-dietético (nos comemos a otros animales, pero no hacemos de su muerte un espectáculo ni los torturamos antes de matarlos, sino que evitamos en lo posible su sufrimiento, y mal hecho si no se evita), ni el de las prioridades (uno puede ser antitaurino Y preocuparse por Haití), ni el de la "libertad" (no tenemos libertad para asistir a lapidaciones porque afortunadamente están prohibidas). Sólo pensando que los animales son máquinas que ni sienten ni padecen puede dejar de considerarse que un toro es, al menos en algún grado (no igual que el humano, claro), un sujeto moral cuyo sufrimiento debe evitarse si es posible (y, de hecho, ES posible evitarle el sufrimiento de la lidia). Y el que piense que los animales son máquinas que lea un poco de etología, psicología comparada, primatología y fisiología nerviosa. Un saludo.

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  8. Charra exemplar. Si tais en facebook, axuntáivos:

    http://www.facebook.com/pages/Asturies-Antitaurina/422479954408

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